lunes, enero 14, 2008

To blog or not to blog, that’s the question

Bloguear o no bloguear, de eso se trata. Pobre William. Esa frasecilla de su Hamlet debe de ser la más citada (y cambiada a discreción) por gente que en su vida ha ido al teatro o que le ha leído una sola de sus obras. Yo le he leído, muy poco, la verdad, creo que los muy clásicos, incluyendo al príncipe aquel, que me dejó a su Ofelia para siempre metida en el alma, aparte del clásico to be or not to be.

Una vez vi una representación en inglés de Romeo y Julieta, en la facultad de Lenguas de mi alma máter. No entendí ni jota lo que hablaron, pero bueno, uno se sabe los textos en castellano y más o menos los iba encajando con letritas subtituladas en la mente. No sé en qué momento comencé a entender más y más el inglés, pero claramente en ese tiempo no lo entendía casi nada. Menos si se privilegiaba (o intentaba) el inglés británico. Era una cosa muy loca, porque Julieta era representada por una alumna gordita, simpática, que en nada se parecía a la imagen que uno se hace de la más famosa de las heroínas románticas. Romeo era, a su vez, demasiado alto y flaco, es decir era a todas luces una pareja dispareja. A todo el mundo le quedaba claro que los alumnos-actores habían sido repartidos según su nivel de inglés y/o de memorización de textos. Yo creo que más bien lo primero. Igual la vi hasta el final y aplaudí generosamente cuando terminó. Siempre aplaudo mucho cuando voy al teatro, creo que más que nada porque siempre voy a funciones gratis, y el aplauso es lo único que les puedo entregar a los actores, aunque pensándomelo bien, jamás he visto una obra que me haya desagradado. Las dos obras que le he visto a la señorita actriz me han gustado, creo que más la primera que la segunda, pero eso es sólo porque había más gente en escena, y porque Edipo es un clásico, y la puesta en escena fue muy buena. Me gusta mucho ver cómo mi amiga se transforma y pasa de ser una simple y común amiga en la madre y amante de Edipo, o como se transforma (sólo un poco) para reclamar al desaparecido… sólo un poco, lamentablemente, porque mi amiga sí que tiene un desaparecido por reclamar.

En fin, nada como tener la casa patas pa’rriba para que te bajen unas ganas locas por actualizar tu blog (todo con tal de no tomar la escoba, hacer camas, ni lavar loza). Este blog es un blog que pone a prueba la paciencia, la verdad. A pesar de mi distanciamiento (que fue como un trozo de iceberg interpuesto en mi alma) con Antonio, pienso que aún me lee. De hecho, le voy a avisar cada vez que escriba. El resto de la gente que me lee es la señorita actriz, y cuando tiene internet, Etxe. Le he dado mi blog a mucha más gente, pero que yo sepa, jamás me lo han leído, así que se pueden ir tranquilamente a la chucha, perdonen el chilenismo. No escribo el blog para ser leída masivamente, la verdad. Lo que es raro, dada la naturaleza del “rollo blog”, pero es cierto. Otra cosa es la gente que me ha descubierto, como Xavier, que creo que se ha retirado de blogger (no tengo certeza, la verdad, pero un par de comentarios de Mia, me lo ha dado a entender). De todas maneras, Xavier, espero que me leas, sigas o no blogueando. Cada cual sabe lo que hace, y si decidiste salirte, me parece respetable.

En fin, a los pocos que me leen, espero aparecerme un poco más seguido. Tengo pocas novedades, alguna que otra invitación, y el mismo alacrán verdoso apretándome el alma. Ah, y leí por fin (completo) Los detectives salvajes, y espero hacer lo propio con 2.666. Ambos habían sido leídos sólo hasta cierta parte, por razones muy difíciles de explicar sin un par de güisquis o una botella de ron en medio. Es impresionante, realmente. Insisto, si no le han leído, léanlo. No basta con leer acerca de él, sobre todo en España donde se habló mucho de él, antes, durante y después de su muerte. Eso va para Antonio, obvio.

Siento una nostalgia increíble: de nuevo verano, un par de días sola en casa; pero no estoy escribiendo ninguna novela (no sería mala idea, eh), no está mi vecina (supongo que son muy pocos los que no lo saben, entre ellos Antonio y la actriz, pero se fue de su casa, al parecer para siempre) y no hay que armar bolsitas-transantiago. De hecho, tengo frente a mí el mapita famoso, entero pegoteado con poemas, dibujos, la letra de No renunciaré, y la foto de Bolaño. Todo junto y mezclado, tal cual mi anterior verano. Saudade galopante.