domingo, julio 30, 2006

mis amigos instantáneos, mis amigos de a poco, mis amigos y las letras.

Algo que me caracteriza es lo central que en mi vida son los amigos. Mi hijo tiene claro que para mí, la amistad es fundamental. Que la amistad es el valor supremo. Un amigo siempre tiene abiertas las puertas de la casa, digamos. Un amigo siempre es prioridad.

No soy la mejor amiga que pisa la tierra. De hecho, soy muy mala amiga. Me junto con los que me junto por el puro placer de hacerlo, me junto de puro egoísta que soy. A veces, es cierto, doy de mi tiempo para otros, y dicen que soy muy generosa en ello.

Pero eso no pasa siempre. Con respecto a la literatura, por ejemplo, no hay caso. Si se junta amistad y letras yo no tengo salida, quedo atrapada indefectiblemente en esa relación, y aviso que es para siempre. Aunque han pasado años sin saber de mis compañeros de taller (años, muchos años, mi hijo nació en el taller, y ahora tiene 9 años), si los volviera a ver, seguro me quedo pegada horas y horas si me pillo de nuevo a Wallace o Fajardo, qué decir de Asfura o de Dalton. Y sin embargo al que más extraño es a Alan. Alan fue el primero que me habló de Syd, una buena parte de sus cuentos hablaban de Syd, así a secas, sin especificación alguna. Uno tenía que ser avispada y enterarse de manera instantánea que era de Barrett de quien se hablaba.
Extraño a Alan. Extraño su juventud eterna. Quisiera saber si creció, si se transformó, finalmente en un ser normal o si aún le sigue sacando chispas a la vida con sus palabras mordaces, químicas, radioactivas.
Dicen que ya no escribe, que se metió de lleno a la música. Cosa muy normal entre quienes aman escribir, hay un músico escondidito en el fondo de muchos poetas. Y es normal, la música y la poesía, la poesía de la música, siempre han estado juntas, y no es de extrañar. Lírica, le dicen a la poesía, cuando de diferenciarla de la narrativa se trata…

Mis amigos escritores. Mis amigos que se juntan conmigo por ser yo escritora. Esto queda pendiente. Hablar de mis amigos, hablar de amistad y literatura. Eso da para varias novelas, como Auster. Esto da para todo.

Cuando conozco a algunos de ellos, sé de inmediato que seremos amigos siempre. Con otros la relación se desarrolla entre nosotros de manera involuntaria. Nos vamos apegando sin calcular las pisadas, asumiendo que el campo está despejado de minas que nos pueden destrozar el alma, sabemos, instintivamente, que el otro está ahí, aunque no lo podamos ver claramente, lo presentimos y damos el paso, y nunca erramos.

Mi amigo Etxe es de estos últimos, sentimos que nos conocemos de toda la vida, que son años de amistad, cuando en verdad aún no llevamos un año. Con otros, ha sido de manera instantánea, empezamos una conversación que no para más. Con Etxe también es así, pero referido a la conversación, es decir a hablar de letras. Empezamos y no paramos. Pero el vínculo, es distinto, cada vez somos más intensos con Etxe.

Con Checho, con la que otea, con otros, ha sido de golpe y porrazo.

He de escribir acerca de Checho y de Claudia, ambos aún viven en la ciudad que me vio nacer, ellos son responsables de mi existencia. Ellos me hicieron sobrevivir, digamos. Ya he de poner algo de eso, o más bien, eso ha de ir en una novela nueva. La otra, la novela “vieja” está en remojo por razones técnicas.
Pero no desespero. Ya viene, de hecho, ya está escrita. Sacar ripio, poner terciopelo y miel es más difícil que escribirla entera. Corregir es otra cosa, aprendo de ello y trato de escribir corregido de inmediato, pero sé que es una idiotez plantearlo así.

Prostituyo mis letras para ver si gano un poco de dinero, digamos en castellano: concurso a algunos concursillos pocos. Es triste decirlo, pero de verdad me interesa el dinero, nada más. Sigo escribiendo por gusto, pero necesito dinero, es todo.

miércoles, julio 19, 2006

mi castellano, gran quilombo (y más encima el gerundio)

Lo que más me trae problemas a veces es abrir la boca. Insisto en usar palabras de todos lados, de todos lados de por acá, se entiende. Me resisto a hablar sólo en chileno. Uso palabras del otro lado de los Andes, por ejemplo, quilombo, bancarse (me calza tan bien ese verbo a veces, no me banco tantas cosas, no me bancan, tampoco ciertas actitudes beligerantes). Y el viejo y muy nuestro vos, que es el que más problemas me trae, al menos en el ejercicio del chateo en Chile, porque por razones extrañas, acá se le tiene mucha tirria (odio, animadversión) a los argentinos, pero más aún a aquellos que sin ser argentinos, hablamos como ellos. Yo no hablo como argentina, yo sólo uso palabras que ellos también usan, pero que siguen siendo mías, al usarlas yo. El vos es tan chileno como argentino o colombiano. Siempre se ha usado. Sólo que acá, se pronuncia sin la s final, suena voh o algo así. De más está decir que en general por acá nos comemos siempre (o casi siempre) la s final. Por lo que suena raro si de pronto te pones a pronunciar todas las letras, y dices lo que sea pronunciando cada s final, entre otras cosas, para decir vos. Acá discuto con los chilenos que no se bancan que yo diga vos. Ellos dicen que acá no se usa, y yo digo que sí se usa, y les tiro como ejemplo la muy corriente frase defensiva de “¿y vos?” que suele ser usada cuando alguien osa decirte un defecto muy notorio, respondiendo de inmediato que el que te critica no está libre del mismo. Uso también, o pretendo usar, palabras de otros lados. Sé que polola es enamorada en Perú, que joda es carrete o jarana, que gurí (cuyo plural es gurises) significa niño, hijo, en Uruguay, en fin, no le hago a todo el continente la visita lingüística pero al menos, trato. Lo mismo para ciertas expresiones que usan los españoles, mis muy queridos amigos españoles, por ejemplo, estar liada, enterarse (a ver si te enteras…), joder (gran aporte a mi vocabulario), tío (pero ¿qué dices tío?), en fin, coño (otro gran aporte, sí señores).
Me da pena no lograrlo tan rápido, pero igual persevero. Con el Eo la discusión es encarnizada con respecto a este punto, él insiste en que escribir un castellano estándar es lo correcto, pero aún así, siempre se puede preferir de un montón de expresiones, todas ubicables en los diccionarios, y por lo tanto, no slang, una, para cada frase, y ahí va mi elección. Yo prefiero hablar un castellano sudamericano. Yo soy del sur. Yo quiero que se me note. No reniego de lo que usamos por acá, en Chile, acá hay ciertos giros idiomáticos deliciosos ciertamente exportables… en especial las frases del pueblo, que al menos me dicen mucho del mundo de por acá, por ejemplo, “verle el ojo a la papa”, o “mata de arrayán florido”, en fin, hay cada cosa. Ahí, más bien me censuro por un tema de ser entendida, aunque sé que me leen por sobre todo, en Chile, sin contar honrosas excepciones en España. Y quien sabe, quizá hay alguien por ahí leyéndome en un refugee’s Camp, en algún lado de África, la vieja alma del mundo.
En fin, se me acaba el tiempo, otro día sigo el devaneo. Esto de hecho, está recién empezando.


Sé, recuerdo vagamente, que hace poco en mi casa, muy colocada (no voy a dar detalles de qué me coloqué… tíos, adivinen si pueden), hablando en very bad English con mi súper amigo, Etxe, planteé sin ningún tipo de anestesia mi planteo con respecto al tratamiento que quiero darle al lenguaje. La idea, va por otro lado, en verdad. Querer dejar a la palabra tiritando (joder, los gerundios, malditas espinas clavadas en mi fluidez) es decir poco, pero he ahí un adelanto.

Con Exte un cadáver exquisito, que pienso publicar en este blog, con o sin su permiso. Y dos pies forzados para que cada cual se mande un cuento. Ah, y una escena, ambas llenas de sangre. Somos sangrientos con el de Peñalolén.
No estoy enojada con él, pero acabo de decidir no verlo durante un par de lluvias.



Creo que este año se viene más o menos seco.

jueves, julio 13, 2006

fe de ratas (fe de erratas)/ bienvenido cristian no cristiano

Hace un kilo de años, cuando mi padre aún vivía y yo vivía en el rincón del diablo (o del trueno, la toponimia de mi ciudad natal da para mucho), leí un chiste de Condorito, nuestro cómic más genial que hemos tenido. El chiste se llamaba, justo, fe de ratas. Era con el tema de los libros que llevan al final ese apartado con los errores del texto, corregidos, la fe de erratas. Yo soy obsesiva con eso, y ha llegado el momento de corregir ciertas erratas mías de mi blog.

En el mundo blogger...:
* La afirmación “la insana tendencia a dar diversas opiniones encumbrado en la más alta cima de su susodicho ego”, ha de cambiarse por “la insana tendencia a dar diversas opiniones encumbrado en la más alta cima de susodicho ego”, es decir habrá que sacarle el su de más.
* Los cuentos infantiles de Quiroga, hasta donde sé, son dos: los Cuentos para mis hijos, y los Cuentos de la selva. Suele ser corriente en Chile encontrar, en las primeras páginas del primero, el famoso Decálogo del buen cuentista, que ha sido un gran aporte a los escritores que nos internamos en el lodoso fango que implica escribir un cuento y salir parados, dignos. Escribir un cuento es lo más difícil que hay a veces, y sin embargo, es lo más reconfortante al mismo tiempo. Aunque no es fe de erratas, debo agregar al Decálogo, Sobre el cuento, de Julio Cortázar, que es otro gran aporte, de otro grande, al tema “cuento”. Creo que se encuentra en una edición de antología de cuentos, pero no logro recordar si es una antología del cuento latinoamericano, o simplemente una antología del cuento universal. Me inclino por esta última.
En enciclopedia ambulante:
* “Dice, literal que sé de todo y que no lo sé lo invento con tanta cueva...”. Debiera decir :“Dice, literal que sé de todo y que lo que no sé lo invento con tanta cueva...”.
* Nóbel, please, con tilde siempre, por alguna extraña razón la he escrito varias veces sin el tilde, me parece incluso que en otras entradas del blog. Es Nóbel, Nóbel, Nóbel, el apellido que dio origen al tan famoso y prestigiado premio, espero tener perdón de la Academia por ello.
* La viga, joder, no va “acostadita” como dije. Mi amigo que estudió arquitectura me dice que mi afirmación confunde, porque la viga sostiene, y acostada no sostendría nada. Bueno, pero no va vertical, si no que sigue siendo horizontal, al menos eso entendí ayer entre medio de la lluvia colosal que me dejó pasada como sopaipilla. Pero recuerden, por favor, que la viga sostiene, eso es lo importante y para eso el alma de la viga ha de resguardarse.
* Lo de los esquimales, la verdad, lo explico porque me dijeron que sólo lo enuncio pero lo dejo abierto. Bueno, la información que manejo viene de un curso de lingüística que tomé en la Universidad de Concepción, donde el profesor nos explicaba que en verdad, las palabras y la realidad están tan ligadas que es imposible determinar hasta qué punto las mismas crean una realidad inteligible para quien las usa. Nos decía que nosotros, acostumbrados a no vivir en la nieve, al ver nieve, simplemente vemos nieve: toda la nieve nos parece igual. Pero los esquimales, en cambio, suyo hábitat es sólo nieve y hielo, y por lo tanto, le asignan un poder ecológico enorme a este hecho, ven cientos de sutilezas en la nieve, y no tienen una sola palabra para nieve (o para el blanco de la nieve). Está la nieve recién caída, la nieve peligrosa, la nieve a punto de derretirse, la nieve que anuncia tormenta, la nieve que anuncia temperaturas altas, la nieve vieja, la nieve dura, la blanda, la ideal para trineos, la que necesitas sortear con cuidado, la que sirve para construir un iglú, etc. Yo quedé impresionada con este hecho, pero en verdad no tanto, siendo yo del norte, donde la vegetación escasea, al menos en la cantidad obscena en que se ofrece en el sur, podía darme cuenta perfectamente, para mis compañeros sureños habían alerces, eucaliptos, robles, pinos, araucarias, cipreses, etc. Para mí, con suerte, habían árboles. Eso, con respecto a los esquimales, no sé con certeza la cantidad de palabras que usan los esquimales para designar las distintas nieves, creo que son sobre cien, incluso más, o quizá sólo veinte, da igual, alguna vez lo supe, por supuesto (recuerdo que entró eso en el certamen de lingüística), pero el tema no es ése, sino otro, más amplio, espero que se entienda.


Listo. Supongo no incluí un montón de errores, pero se agradece la posibilidad de al menos corregir esta partida.
Ha llegado un nuevo lector a mi blog, conocido como “el Cristian no cristiano”, que ha de ser en un futuro cercano un excelente médico, muy preocupado del ser, de la persona, más que de los diagnósticos, un médico con una dislexia en el msn francamente galopante y actualmente sin novia, y con el compromiso de beber para olvidarla. Bienvenido, pues, amigo lector, y mucha suerte en tu vida sin ella (ya verás que todo cambio suele ser para mejor).

Salud, pues, Cristian no cristiano, bebe como bárbaro y condúcete como cristiano, estudia y saca adelante todos tus ramos, y no olvides nunca la dimensión humana de la que formamos parte todos, somos biología más lo que construimos socialmente, el lenguaje, la emoción, va todo junto y es imposible e innecesaria la pretensión de separarlo. Y muchas gracias por calmar mis angustias espantosas que me vienen luego de mi comportamiento adolescente, impresentable para alguien de mi edad.

PD internacional:

ojo, que lo de inglés (entrada anterior) ya ha de ser traducido, es cosa de amistad blogger el hecho de ponerlo en inglés primero, Agaila está empezando a ser virtualmente conocida, y desde mucho antes, respetada.

the blogger world, the saharawi people...

The blogger world has too a b side. Sometimes I found it, by chance, in the random of the search by the next blog button. I mean a lot of blogs full of freak information, photos and even porno videos. There are bloggers who write about his or her cats, his neighbours, even about the past lifes. Once, I found a blog on the tires, yeah, the tires, the guy wrote about a very long list of tires and theirs advantages and handicaps, according to the kind of the ground, the car, and so on. Other: a woman in USA who lived a very hard life and now tries to help others to be better. I forget the address of this blogs, I’m sorry. But believe me; actually these blogs are in the web...


But in the b side of the blogs have a painful side.
I’m talking about the blogs of the survivors of the wars, the blogger who write from the camps of refugees... I’m talking about the children without parents, without arms, without legs, without smiles, the children without childhood. I found a blog called free Western Sahara, and I read and saw about the Saharawi People. This was very painful to me. The peoples under the injustice always hurt my sense of the world.
I remember, when I was a child and watched TV, I always asked to my mom why they’re in war? My mom always had very big difficult to explain it to me. Someday, she told me: I don’t know the reasons for the war; the war is not a reasonable thing.
Now, I say that words to my son. My son, watching TV, ask me the same questions to me: Why? Why the children are in the war, suffering? Why the people kill people? I don’t have answer, yet. To me, the war is a topic so complicated. I’m smart (all my teachers said that, at least), but, the war, no, I can’t understand it.
I know there are reasons, political, religious, ethnic, and overall, economic reasons. But, when you see the mutiled body of a child, the reasons have no power, there are no reasons for the reason (excuse my English).
Who have the power to take a whole people out their land? Who have the power to kill, in the name of whatever, children? Who?
García Márquez, in his very famous novel Cien años de soledad (One-hundred Years of Loneliness), says, by one of his characters, “the only thing that you feel in the war is so simple, it’s called fear” (sorry, Gabo, for the bad translation). I agree with this character, despite I’m so lucky, and never suffered the war
[i]when I was a child. I can’t to stand the idea of the children in the wars. The children are protected by the Human’s Rights and moreover, the Children’s Rights, these are universal rights, are not?
Where is somebody to protect them? They are children; they have the right to grow up in peace, with their parents and in their culture...
I don’t know the Saharawi, I never hold the hand of Agaila Abba Hemeida (the sweet young woman who put her post in that blog), and I never travel out my country. I don’t know about the Saharawi’s fight, I don’t know anything about the reality of to live in a camp of refugees, I don’t, even; know why these people don’t live in peace, in their land.
I have a very beautiful dream. I want that, when my child will be a father, his child, watching TV, never ask “Why the war?”...I hope, the child of my child will never see the war, never, never again. I have the hope that the war stops, once and forever.
I hope, never again a people without land, I hope, never again a child in a war.


Well, now by now, all my solidarity to Agaila and her sisters and brothers. She uses the bloggers resources for the very deep need of tell to the world about her fight and situation. She tells us some news that I never want to know. But, it’s a fact, I’m sorry, I’m so sorry.

To know more about the Saharawi go to
www.freewesternsahara.blogspot.com
y si lo quieres leer este post en castellano, espera unos días a que me traduzca a mí misma.




[i] I grew up in the Pinochet’s time. For me, there wasn’t anything wrong. When I was a young woman, I knew about the political prisoners, the missing prisoners and so on. But, my childhood was free of the fear.

lunes, julio 10, 2006

enciclopedia ambulante

Ah, esto no había querido decirlo nunca, me avergüenzo de antes y sin embargo, sé que lo he de publicar igual, pascual.
Tengo un amigo, (en verdad son más amigos los que me dicen esto, pero últimamente me he juntado más que nada con él en una cosa sospechosamente infectada de literatura y, ya se sabe, la literatura es toda mi vida, y toda mi muerte) que últimamente y sin ningún respeto, me ha tildado de Enciclopedia Ambulante. Dice, literal que sé de todo y que no lo sé lo invento con tanta cueva
1 que más encima me acerco bastante a la definición, o al menos caigo cerca de donde era la cosa.
Incluso cae en el juego (el juego que he jugado miles de veces y en que mi sobrina también ha caído con similar resultado) de abrir un diccionario o una enciclopedia y preguntar, así, al azar por una palabra y yo, a veces pensándola mucho y otras sin respirar, respondo y por lo general le achunto
1, o al menos le doy cerca. Por lo menos le atino a la clase a la que pertenece la cosa “un instrumento médico”, “un reactivo químico”, “un tipo de célula nerviosa”. Otras veces le achunto perfecto, incluso con más información que la que aparece en la fuente citada. Mi amigo se retuerce de un sentimiento difícilmente analizable pero que incluye el gusto de ver que en efecto, me sé casi todas las palabras, y las que no sé, me las invento, y una sensación de ¿cómo es posible?, no muy lejana de la envidia.


Quiero hacer una declaración pública:

Yo no me las sé todas, ni siquiera me sé todas las que debiera, a veces caigo en errores semánticos espantosos, en errores de precisión como cuando, en el msn con el señor Correa (del blog papelcero) hablé de las leyes de la Termodinámica (en verdad quería hablar de la entropía para justificar el desorden espantoso en que vivo) y por supuesto, me equivoqué. A veces escribo mal ciertas palabras llevada por la pronunciación (temprano en la vida me di cuenta que quien escucha bien, debiera de escribir bien, porque las palabras siguen reglas para ser escritas, reglas que para el oído entrenado, son descifrables, nótese descifrable). Por ejemplo, displicente, siempre lo escribo displiscente, porque yo juro que así se pronuncia. Y otras, también, por el estilo, donde la excepción de la regla hace estragos en mi oído...

Pero es cierto que sé muchas cosas. Muchas e inútiles, miles de cosas que a veces ni idea que sé, pero que las sé, simplemente. Fechas, hitos, personajes, situaciones, frases. Sobre todo las frases, ni idea por qué las tengo... de películas, de novelas leídas, de políticos, de amigos, incluso de mí misma, como las referentes al sexo “Nunca hay que llorar sobre el semen derramado”, “A nosotras, pico
2 no nos ha de faltar”, y una larga lista, señores.
A veces me las sé, pero no con seguridad, pero, por supuesto las lanzo igual. Como por ejemplo, cuando, al hablar con el Etxe (ex Nadie, nunca más Nadie) le aseguré que sabía que Alma era el centro, el núcleo de la viga (como Luz es el centro de ciertos tubos en Biología, lumen, luz). Lo que no sabía era que las vigas van así y no asá, que era como yo siempre había creído, es decir, siempre me imaginé las vigas verticales y no, mi amigo Etxe (que no en vano estudió un tiempo arquitectura) desplomó (en literal sentido) esa imagen y me dejó a la viga acostadita, como debe de ser, y luego me habló de los peligros que la acechan, sobre todo al alma de la viga que es lo que hay que resguardar por sobre todo. Bueno, yo sabía que la viga tenía alma, y con eso ya era bastante. Lo de los muchos nombres que los esquimales le tienen a la nieve, o más bien dicho al blanco de la nieve, bueno, eso lo saben miles. En fin, lo más divertido es que cuando me equivoco, me da igual, y eso no lo entienden los amigos míos, que se ufanan de pillarme en falta, a veces. Si sé que es un juego, pero por supuesto, cuando lo juego lo hago en serio, como se debe de jugar, me parece. Si no se juega en serio, mejor no jugar, me parece a mí.
A las finales, si sé de todo un poco, es porque me apasiona saber, a veces, porque desde pequeña que no me quedo con la duda en nada, y esa actitud espero traspasársela a mi pequeño lector, que cuando me pregunta, por ejemplo, qué es sofisticado y yo me complico en la respuesta, pues, le digo, mejor busquemos en el diccionario que para eso está, y encuentro las dos acepciones para dicha palabra y nos quedamos con las cosas cerradas y podemos seguir en lo que estábamos.
Creo que de ahí nace todo el afán enciclopédico, nada más, que me molesta profundamente quedarme con las dudas abiertas, habiendo cómo salir de ellas, cerrar las ventanas abiertas, ir ordenando el gallinero, y por eso me paso a la Biblioteca Nacional cada tanto, a cerrar las que no pude cerrar en mis diccionarios ni por boca de nadie. Soy como el Principito que perseveraba hasta que le respondían, por fin, lo que preguntaba, y si no, se enojaba mucho, y se encerraba en un silencio hostil.
Yo necesito tener las palabras a mano, y por lo tanto evito poner palabra alguna que no sepa, por lo menos, lo que significa actualmente, y ojalá saber el cómo se formó y qué significa a la luz de su raíz, y por eso, me encanta saber lo poco que sé de Euskera, para así poder decir que mi amigo, el Etxe, significa lo que significa, que no deja de ser lindo, me parece a mí, llamarse Casanueva. Y que panfletario, palabra tan usada en nuestros primeros encuentros feroces por msn (en persona, el de Peñalolén es un turrón) viene nada menos que del inglés, es decir, panfleto, que significa libelo, periódico de poca monta, en fin, no, yo a la palabra me la monto y la trato de dominar que si no, es al revés y así no vale. Me gusta ser dueña de mis palabras y no que mis palabras se adueñen de mí. Eso le pasa a mucha gente que al decir por ejemplo, bizarro dice otra cosa, o a los que dicen en ciernes y no en cierne, por ejemplo. Para qué hablar de los displicentes, o de los puntillosos que caen en errores al tratar de demostrarse más que otros. Y así, suma y sigue. Saber, mientras más, es mejor, siempre.
Leer un libro como cualquier novela de Delibes y no tener la más puta idea de qué significa nada a ratos, no me parece. Cuando Etxe leyó Las ratas, por ejemplo, me dijo, oye, hay que leer con el diccionario al lado, y yo le dije, obvio, así ha de leerse todo, y así, también, ha de escribirse todo, con el diccionario pesándonos en el regazo y la palabra liviana en la punta de los dedos, liviana en la punta de la lengua, liviana en todo, porque al saberla, es nuestra, y no nos pesa, porque vuela con nosotros a donde sea que nosotros la llevemos, o nos la traiga uno, un vallesolitano anciano, que, sí, Anto, toda la razón, en verdad debiera llevarse el Nobel esta vez y yo aplaudiría si eso ocurriera, ¿te vale?.
El diccionario, mientras más pesado, mejor, la palabra, sin embargo, debe volar cual volantín
3 y para ello debe ser lo más liviana posible, lo más natural posible, y por supuesto, debe estar bien sujeta con hilo, y acá no hay tu tía, el hilo es tu conocimiento de la misma y su significado, que si no, se te eleva por sí misma y se te va, porque las palabras, por supuesto, no le hacen caso alguno a quien no sabe nada de ellas. Es cierto que el habla es algo vivo, y que de a poco nos vamos poblando de nuevas palabras y otra muchas quedan doblabas y llenas de polvo en el desván de la lengua, pero, por Dios, las palabras han de usarse, mientras se usen, como la gente. Y ahí no queda otra más que saber, y no hay acto más humilde que buscar en el diccionario incluso palabras de uso común, sólo para decirlas esta vez con un poco más de verdad.

Ah, me enojé, mierda. Así que los dejo, mejor.


Aviso a Granada, la bella: Anto, haz que tu hijo enciclopedista lea esto, por favor, no me urge que me lea el blog un niño tan lindo, sobre todo si es un niño llevado por el afán de saber, que es necesidad biológica tanto o más importante que la de tomar sol y morirse de calor viendo chicas ligeras de ropas.
Ahora, que vos te urjas con las frasecillas subidas de tono, pues, entendible, pero por favor, déjame llegar a Pedro, mira que hasta lo saludo acá, (¡Hola Pedro!, léeme, y sigue instruyéndote, hijo y respeta a tu padre, venga, vamos, no seas malillo, tu pobre padre necesita también respirar, necesita también unas vacaciones).
Y, Anto, escríbeme, ¿vale?

1 Cueva: suerte.
2 Achunto: atino, doy en el blanco.
3 Pico, nombre vulgar que en Chile se le da al pene, consignado, me parece, en la RAE, y por supuesto en el indecente y poco conocido Diccionario Secreto de Camilo José Cela, que supongo no se ganó el Nobel por ello, Dios nos libre.
4 Cometa, papalote, artefacto hecho con papel y apuntalado con varillas flexibles, por lo general de origen vegetal, que, atado a un hilo, cable, cordel o lienza, se eleva en el cielo.
Tengo amigos bloggers. Uno de mis más amigos ahora se puso blogger también, y tengo amigos que escriben sus blogs, sin saber de mí más que uno que otro comentario que les dejo, con mi nick blogger. El favorito es Baturrico, que escribe en www.fromhaiti.blogspot.com y que me hizo reír hasta el calambre con un comercial de la TV haitiana para un producto que no puede ser más básico: el poderoso PINODOL que, en francés y todo, me convenció de comprarlo, amigos. PINODOL, en esa página, un comercial (en video) que recomiendo a todos los deprimidos que me pillo en el msn, por su inconfundible aura de comercial tercermundista. Me recordó la época en que vivía en el norte y me llegaban por el cable los spots publicitarios del Perú, que eran francamente para la risa, aún me río al recordar uno de un detergente de propiedades mágicas (su espuma despedía haces de luz desde el fondo de un balde donde se remojaban las ropas). O el de una Financiera, en que un señor, al saltar de un lado a otro de la pantalla, duplicaba automáticamente su dinero, por el sólo hecho de haberla puesto a resguardo en dicha institución. Mi hijo y yo tenemos debilidad por los comerciales, tanta que de pronto me da por pensar que, cuando grande, mi retoño se ha de ganar la vida haciendo comerciales, por el sólo gusto de poner en pantalla ideas delirantes para productos fantabulosos (mezcla perfecta entre fantásticos y fabulosos, neologismo usado por mi pequeño lector).Mención especial son aquellos en que se usan animales para convencer de comprar en tal o cual supermercado (el perro lavando los vidrios, por ejemplo), o de comprar tal o cual gas (los raperros a mi hijo lo hace dar gritos de felicidad). Ah, y qué decir del uso de la tecnología al servicio del ritmo como el del auto que se transforma (exacto como los Transformers) en un eximio bailarín. Ése comercial es simplemente una obra de arte.
Baturrico trabaja para las Naciones Unidas, al menos eso se entiende al leerle el blog, que va íntegro en un perfecto español, para que sepan. Y pone fotos muy buenas. La última entrada que le vi, una foto aérea de la ciudad donde ahora reside, Gonaïves, en la vieja y negra Haití.
En fin, el mundo blogger... en general los blogs que leo no me gustan ni me seducen más allá de una lectura al azar, que me brinda blogger (es cosa de pinchar en next blog, y ya está). El otro día, por msn, me dijeron que mi blog era sustancioso, que era muy diferente a los otros blogs que se veían, y es posible, en general el blogger tiene dos grandes defectos, que en verdad, considero virtudes blogger, a saber: un ego descomunal, y la insana tendencia a dar diversas opiniones encumbrado en la más alta cima de su susodicho ego.
No está mal, son las reglas del juego, pues, señores, escribir un blog sólo se le puede ocurrir a quien quiera decir algo sin restricciones; a poner en el ciber espacio, y para todo el que lo quiera leer, lo que le venga en gana. Y en general eso va unido indefectiblemente a una cierta consideración por sí mismo, llámese ego. Pero ¿quién dijo que eso era malo o criticable? La diferencia entre los que escriben un blog y los que no, es que los primeros se atreven, y los segundos quisieran atreverse. Y está la libertad, la enorme libertad para leerlos. Hay muchos que son publicitados hasta cuestionables límites y otros, humildes que son escritos para ser descubiertos, para ser de a poco desenrollados...
Yo no sé si el mío es de estos últimos, sólo sé que en general no se lo doy a nadie, y que cuando lo hago, suelo sufrir un poco, porque si lo doy, me gusta que me lo lean, nada me complica más que darlo a quien no lo va a leer.
Mi blog es de muchas letras, lo sé, y eso no se estila demasiado en blogger.
Quizá la gente escribe poco porque no le gusta escribir, y quiere figurar más bien, y por eso lo plagan de fotos, y pocas líneas. Quizá los bloggers consideran que la gente no gusta de leer y se censuran de antemano.
Lo que es a mí, me gusta escribir, media novedad. Me encanta hacerlo, y no sólo escribo en mi blog, como otros bloggers. El señor Correa de www.papelcero.blogspot.com me dijo que si no escribe se le ponen tembleques los dedos. Yo escribo porque no sirvo para nada más, me parece, sólo que hace un tiempo no más que lo asumo. Lo hago porque si no me muero, y lo hago porque además me gusta. Termino mi novela, y cada vez que puedo, escribo otras cosas, cuentos, y otras cosas que según yo, le vendrían de perillas a una revista o diario, claro que tendría que ser un diario o revista especial, como qué sé yo, el Noreste, o con ciertas restricciones, The Clinic.
En fin, escribo y leo, y hago que otros lean. Creo que ése es el trabajo más noble que pudiese obtener, y por ahí con el de Peñalolén, mi amigo Etxe (ex Nadie) a veces me voy en volada de hacer que otros lean mediante proyecto de fomento a la lectura, en distintos colegios, o donde sea. Ambos, Etxe y yo, amamos leer, aunque amamos lectura muy distintas, desde que lo conozco le he pasado diferentes autores, distintas escuelas y miradas, y eso es bueno, me gusta leer de todo un poco, no quedarme en lo que me gusta y me es fácil, mezclar, por ejemplo, algo de Hahn, el grande Oscar Hahn que quiero para mi cumpleaños, otro poco de Auster, y bueno, Quiroga que fue el gran aporte de mi parte al de Peñalolén (que aún no sé qué significa en mapudungún). Recuerdo que cuando se lo pasé, a los pocos días le dije “aún estoy salpicada de sangre” obviamente en referencia a ese cuento espeluznante, La gallina, y él aún no leía aquello, y de pronto, días después, y sin venir (literalmente) a cuento, me tiró la sangre de vuelta en mi cara, entre enojado, asqueado y conmovido por la mala suerte de los Messi...
Considero que Quiroga es el más grande maestro en cuanto al cuento latinoamericano. Sí, Borges, sí, sí, sí, Cortázar también (joder, cómo nos ganan los argentinos, no sólo en fútbol). Pero Quiroga lleva consigo la cinta de la inauguración, él cortó la cinta y huyó con las tijeras, se metió en medio de la selva y sus bichos, pasó el Misiones y ya no pudo ser alcanzado. El resto se quedó pegado a la urbe, se volvieron tristemente citadinos, lamentablemente grises, laberínticos y eruditos, se enredaron en ciudades más lejanas aún y cada vez más latinas, enredándose esencialmente con lo que somos antes de ser lo que no somos... y ahí tenemos, bueno, los cuentos de este lado del mundo. Pero no olvidar que Quiroga fue primero, eso no olvidarlo nunca, y por sobre todo, no olvidar ese Decálogo del buen cuentista, que aún espero de vuelta, que me lo mande el de Peñalolén a mi casa (debe de tener mi dirección, supongo).
Grande Quiroga, grande. Yo lo pongo al lado de Chéjov y hasta ahí no más me llega el ego, hasta ahí no más me llega el lenguaje, porque lo de ellos no es lenguaje más o lenguaje menos, es lenguaje cómo, y el cómo de estos dos, es simplemente genial.
Y además, otro mérito, que, hasta donde sé, ni Borges ni Cortázar. Quiroga, Horacio Quiroga se dedicó también a los niños, y eso lo ennoblece muchísimo. Escribir para niños no es fácil, se los digo yo, que lo he intentado, y la única forma de lograrlo con éxito es hacerlo de la mano, de la pequeña mano de un pequeño. Aún escucho a mi Amaranta gritando “¡ni nunca pasarán!” a los tigres que querían pasar por sobre las rayas del Yabebirí para ultimar al hombre que las había defendido, o a mi hijo conmovido por la ceguera de la gamita, la que gustaba de comer cigarros de la mano del hombre que vivía en la selva... los cuentos para niños y los de la selva están llenos de ternura y no poca adrenalina, en general retratan un mundo difícil, complicado, lleno de peligro y de muerte, muerte natural, salvaje, sin maquillaje. Y está visto que a los niños lo natural y salvaje les encanta.
¿Será acaso que al ser madre de un pequeño lector, de pronto me intereso mucho más en la literatura infantil? Ya escribí de Andersen y su dulcísimo Patito Feo, y de los Grimm y sus delirantes Cuentos de niños y del hogar, que vuelvo a recomendar, en especial los Grimm para reírse a mandíbula batiente (el del cuerno, el sombrero de tres puntas y la trompeta, es simplemente genial).
Yo creo que es más simple, mucho más simple, lo mío. Simplemente Quiroga es genial, y lo es porque, aparte de escribir esos cuentos desgarrados, que a uno lo dejan resentido por meses e incluso años luego de leerlos, donde retrata su profundidad adulta, también tuvo el genio, el duende de escribir para los pequeños, los que de seguro, cuando grandes habrían de leer la tragedia de los Messi, y quedarían, como yo, y para el fin de sus días, salpicados de esa sangre inocente.

Y colorín colorado, esto no se ha acabado, pero por hoy, por hoy les dejo.

Agur.