lunes, octubre 30, 2006

aniversario

No es que sea obsesiva con las fechas. La verdad, a veces no llevo la cuenta exacta de cómo la gente entra en mi vida para quedarse. Los hombres siempre reclaman de nosotras un excesivo, puntilloso, acucioso registro de nuestras fechas, la primera vez que nos vimos, la primera cita, el primer beso, etc. Yo recuerdo las fechas aproximadas por los eventos que las rodean, y a veces tengo la total certeza.
Este es mi caso, al recordar que hace exactamente un año, del 31 de octubre al 1º de noviembre, hice contacto por primera vez con Nadie, mi actual gran amigo. Me resulta imposible no recordar el barullo por jalogüín en el barrio, los niños disfrazados, los jóvenes bebiendo en las calles, el jolgorio por un fin de semana, que hace un año tocó más largo de lo normal, gracias a lo de la festividad de todos los santos. Recuerdo que en el chat en que ambos estábamos, él se dedicaba a decirles a todos los presentes lo inútil de sus vidas, lo vacua de su existencia, en resumen, a tirar mierda por encargo y sin discriminación alguna. Pero recuerdo perfectamente que también nombraba a ciertos filósofos junto con poetas malditos. En fin, no recuerdo quién abrió un privado con el otro, Nadie dice que fue él, y yo no lo recuerdo, como tampoco me sorprendería demasiado de enterarme que fui yo la que acercó las distancias por primera vez.
Recuerdo también, con claridad total, que lo que más conversamos fue acerca de mi nick y todo lo que conllevaba, es decir, hablamos de Cortázar, aunq ue me costó mucho, de pronto caer en sus códigos. Hablaba de Julio y yo nunca le he tuteado a Cortázar. Creo que en verdad, jamás tuteo a mis escritores favoritos. Hablo de Bolaño, de Auster, de Borges, de la Bombal, de Dostoiewski, de Tolstoi, de Chéjov, de Quiroga, de la Durás. Me costó mucho, por tanto, entender que hablábamos de un mismo señor, a quien yo sólo nombro por el apellido y él insistía en nombrar por el nombre, como si lo hubiese conocido en persona. Hablamos también de mi nick, de aquel personaje adorable, a quien ambos amábamos por igual.
Aunque en contra de todos mis preceptos, lo agregué a mi msn, y por ahí charlamos un poco más, antes de despedirnos. Yo notaba cierta incoherencia y ceguera a lo que yo le decía, en el diálogo escrito, siempre tan extraño (teclear con un desconocido suele ser abismantemente más cercano que hacerlo con el vecino de todos los días, a veces). Quedamos de vernos al otro día. Recuerdo también que me dijo que escribía, lo que automáticamente le creí, a pesar de sus faltas de ortografía, espantosas, dada la cantidad de autores citados de manera correcta. Yo le dije que también escribía, pero él por supuesto, no lo recordó la próxima vez que estuvimos en línea. Creo que desde esa primera vez, y hasta el día de hoy, las letras son el tema que nos une.
El primer encuentro, en la plaza Brasil, jamás ocurrió. Estaba destinado al fracaso, rotundamente, no sólo porque yo llegué tardísimo gracias a que ese día mi hermano ocupó despreocupadamente el baño, sino porque además, él llegó dos horas antes, confundido no sólo en la hora, sino también en el lugar. Yo dije plaza Brasil y él insiste (hasta el día de hoy) que era en Brasil con la Alameda. Estaba borracho aquel día, por supuesto yo no lo supe sino hasta varios días.
De ahí en más, nuestros contactos fueron en exclusiva por messenger y por mails. Yo partí explicándole las circunstancias de mi retraso, y luego él me contestó, y luego yo de nuevo y así. Un par de meses después, vino a mi casa y nos conocimos en persona. Hablamos, casi exclusivamente, de letras, nos mostramos lo que ambos escribíamos (al menos a mano, porque ya habíamos intercambiado varios escritos por internet), le hablé de Becca y los demás personajes, él se sorprendía de mi forma de tratarles, como si me fueran cercanos o muy queridos (y, la verdad, lo son).
Una vez, al presentarle a una de mis amigas, ella preguntó las circunstancias de nuestra amistad y yo dije algo como:
-Comenzamos una conversación acerca de la literatura que dura hasta el día de hoy...

En el transcurso de este año nos hemos hecho tan cercanos que me cuesta enormidad aceptar que es tan sólo un año lo que llevamos en este trance. Ha venido a mi casa, a alojarse, y yo también he dormido en su casa, varias veces. Hemos dejado el tema de la literatura a veces en esquinas o rincones y hemos sido simplemente amigos. Hemos caminado bajo la lluvia, y nos hemos perdido de todos los rumbos sensatos posibles. Ha conocido a parte de mis familias, la de la sangre y la de mis amigas. He conocido a su familia y a sus amigos que empiezan con E. Hemos caminado, sobretodo, por la ciudad que ambos amamos, aunque soy la única entusiasta en reconocerlo. A veces nos peleamos, nos decimos cosas espantosas por mail o por el Messenger. Lo he bloqueado de mi msn varias veces y siempre termino por aceptarlo nuevamente. Él me provoca, según él, por gusto, por reírse. Yo a veces lo provoco sin darme la menor cuenta.
Él insiste en decir que yo soy extraordinaria. Que soy genial. Yo digo de él cosas lindas, sobre todo de su alma que impregna todas sus acciones a ratos, sin que él se entere un carajo. Le explico que lleva un dragón fosforescente en su interior, que de pronto tira chispitas en sus escritos. Me gusta como escribe, sobre todo desde un tiempo a esta parte. No me importa que sea un resentido social o un inconformista o un tipo que lo encuentra todo mal, en todo ámbito de cosas, ni que diga que soy una optimista ingenua que siempre le encuentro el lado amable a las cosas y a las personas. Me encanta su voz, cuando se lee a sí mismo o cuando me lee pasajes enteros de Becca, con la voz de Alek, porque él tiene la voz de Alek, el amante de mi Becca tan querida. Puedo estar con él, compartiendo el silencio o hablando del tipo de porno que a ambos nos gusta ver, o de Volpi al que no hemos leído, o de Tolstoi, o de Stalker, la película de Tarkovski, que es de culto para mi amigo, y que aún no logro ver completa.
Me encanta su risa maldita y maleva, y al mismo tiempo infantil y profunda. Me encanta molestarlo, cuando viene a casa, con ciertos temas que ya me sé de memoria.
Hace apenas un año que lo conozco, y es como si le conociera desde siempre, desde hace muchísimos años. Como si hubiese sido mi mejor amigo en mi infancia, mi adolescencia y mi juventud. Me siento cómoda y completamente en paz, aligerada del peso del dolor de mi alma.
Hace apenas un año, que Dios, una vez más siendo grande conmigo (al igual que lo ha sido cada vez que me brinda un amigo) lo puso en mi camino.


domingo, octubre 22, 2006

Los negacionistas, el porno, Antonio y mi oscuro animal hambriento.

Nunca he sabido muy bien cuál es el límite entre un relato erótico y uno porno. En las páginas de internet que me salieron al poner “relatos eróticos” la mayoría estaban en una página donde se mostraban imágenes explícitamente sexuales, se anunciaban video-porno-chats con distintas señoritas, en fin, una vez más el triunfo de lo triple equis en la net. Encontré sólo una página en la que los relatos eróticos correspondían a una de tantas categorías a leer en línea, y en que el tema era simplemente la narrativa en general y en particular. Había otras páginas que eran exclusivamente de relatos eróticos, sólo letras y nada más y esas eran un poco un remanso, un oasis, dentro de tanta imagen cachonda que de tanto verlas, no sé, como que aburre.

Hace algún tiempo entré en el mundo de los negacionistas, a través justamente del mundo blogger. La cosa sucedió así: entré a mi blog, o revisaba el blog en conjunto, qué sé yo, y apreté el botoncito, el dichoso botoncito de next blog, y así, como cada tanto, comencé el viaje que nunca se sabe en qué va a terminar, ustedes ya saben, al menos, ya lo he dicho acá, lo extraño, retorcido y diverso que puede resultar el mundo de los que lo dicen todo a través de un blog.
Encontré un blog muy fome (es decir, aburrido) pero en que decía que el dueño del blog era editor de una revista literaria on line. Pinché el bendito link y empecé a leer. Me encontré con un cuento que me gustó algo más que un algo. Lo firmaba un tal Julián Molina, y salía un e-mail a su nombre. Le escribí, y me contestó. Eso ya era la gloria para mí, que me contesten los mails que mando a nombre de yo-su-humilde-lectora es algo que me pone muy contenta. O digámoslo de otra manera: nada me enoja más que alguien no me conteste un mail que yo le haya escrito para comentarle que le he leído. Bueno, el señor en cuestión vive en Bogotá, no se llamaba tal, y dijo ser poeta y no sólo poeta sino además dijo ser poeta negacionista. Dijo que los negacionistas son cuatro en total, todos bogotanos. En este minuto no tengo acceso a net, pero podría asegurar que esto lleva más de un mes, sí de hecho, lo lleva, porque recuerdo perfectamente que empezó una semana o poco más, antes de mi cumpleaños. Yo cumplo el 16 de septiembre, por si alguien se le ocurre mandarme un notebook para el próximo año. Bueno, también se aceptan especies o especias. Ya, y libros, sobretodo de Paul Auster. O, por último, dinero.

Bueno, los negacionistas... no me pidan que explique lo que es el Negacionismo porque es una trampa, una martingala, una paradoja imposible el sólo hecho de intentar plantear siquiera una definición o explicación de lo que es. Es como explicar el silencio en palabras, en cuanto lo intentas, lo rompes. De alguna manera, es un poco como los peces del abismo, esa metáfora mía, la del escondondrapio o profundoscopio. En cuanto tocan la superficie, los peces del abismo ya no son lo que eran y no tiene sentido buscar en ellos, los-peces-del-abismo-en-la-superficie la gracia y monstruosa belleza traslúcida que era lo que tanto nos atraía cuando era abisal su existencia.

Bueno ¿pero qué tienen que ver los negacionistas con esto de lo erótico o porno? Se preguntarán ustedes, supongo. El caso es el cuentito en cuestión del mi amigo negacionista (el mismo que me imaginaba con polera café y ahora visualizo con pelo muy largo y cara de simpático, de hermano menor o primo cercano, porque ya me envió unas fotos e increíblemente las pude ver, con lo tonta que soy para lo multimedia). Y otros cuentos o relatos, no sólo de él, mi amigo negacionista, si no de los otros negacionistas. El tenor de varios de estos relatos es lo erótico o, hum, no sé, porno.

Y ahí empiezo a machacarme con lo de la línea que separa lo erótico de lo porno. No sé. Me cuesta mucho la división entre una cosa y la otra. Supongo que lo porno es mucho más visual en sus descripciones, como discutíamos brevemente con el Anto, a propósito de la lectura de un relato hot recientemente escrito por mí en un ejercicio por explorar aquello. Sí, puede ser. Lo erótico suele estar más plagado de imágenes, de sensaciones, de significados asociados. Lo porno es más se lo metí, me lo comió, me pidió más, etc. Lo erótico es más como los diálogos con mi animalito lascivo y perverso. En fin, pero igual es difícil a veces la línea. Yo, para cierto cuento (cuento, que, ha de decirse, a mí me gusta mucho, y le tengo un afecto especial, enorme, a estas alturas ya, lo que me imposibilita su disección crítica) evité activamente nombrar los genitales, el sexo. Inevitablemente no pude evitar nombrar ciertas acciones pero siempre lo hice desde una metáfora, eufemismo si se quiere, o quizá una manera más amable de nombrar las cosas.

Luego de leer varios de los de este “hatajo” bogotano, me empezó a rondar la idea de escribir ese cuentito que comenté con mi amigo el Anto en las escasas veces en que nos pillamos en línea y no discutimos ni nos agarramos del moño.

Además, está el pequeño detalle que hoy es el cumpleaños de Migue, el marido de la Pom, gracias al cual, entre otras cosas, estoy escribiendo ahora en mi casa (el PC). Y resulta que él siempre queda con hambre de leerme, no le gusta el tono tan velado de mi erotismo. Quiere algo más duro, más de frentón porno, parece. Bueno, mezclando todo eso en la coctelera, salió el cuentito hot aquel, que, obvio, no está perfecto, aún, pero me parece que se va de regalo para el Migue. Digamos que lo escribí de un tirón, respetando las reglas de ese tipo de relatos, o sea, siendo bien visual, un poco misógina o más bien misógino (el narrador es un hombre y como últimamente me junto o me escribo con tanto misógino...), eso.

El tema es que me quedó gustando hacerlo, quizá escriba un par más, para el pobre Anto. Lo de pobre es un guiño, la verdad. Ayer, en línea, hablamos un poco más de lo mismo, el hambre eterna (¿está bien dicha el hambre eterna? Si es “el” hambre, debiera ser eterno, pero suena espantoso el hambre eterno, o la hambre eterna) que nos consume de a ratos. Pienso en mi animalito, el que me habita en mi centro húmedo y a ratos ocupa todo mi cuerpo. Pienso en cómo éste puede estar adormecido por largo rato y de pronto imagino que lo que le pasa al Anto tiene que ver con despertar ese animalito en ella. O, no sé, quizá haya mujeres que no tengan ese animalito, no más, pero lo dudo. Es tan raro eso, en verdad, al menos acá en Chile, cómo las mujeres se hacen dueñas de su deseo y de su placer. Hay siglos de colonialismo infiltrados hasta la médula. Y hay como una moda en hablar de la liberación de las mujeres en ese aspecto, que yo siento profundamente falsa. Es raro, el sexo lo ocupa todo en los avisos comerciales, es el principal gancho para vender desde autos hasta cerveza (tal cual la canción de Los prisioneros: el mejor gancho comercial), abunda en la red, en fin, todo refiere al sexo, por allá y por acá surgen gurús y libros que lo explican y diseccionan. Y sin embargo, y quizá por lo mismo, hay una tremenda insatisfacción sexual latente en todas partes. Quizá se le pida demasiado al sexo, quizá se lo viva desde otros lados, desde la exigencia de corresponder a un modelo o algo por ahí. Yo creo que es esto último, y creo también en la desnaturalización del sexo como algo simple, natural, en definitiva bastante animal. Un trámite entre dos que quieren lo mismo: placer. El resto es enredarse, pelearse con lo que se es, buscarle la quinta pata al gato, pedir o exigir demasiado.

Ufff otro día sigo con esta paja. Literalmente. Y feliz cumple a Migue, aunque no me lea.

miércoles, octubre 18, 2006

volver a escribir / feliz cumpleaños Etxe

Volver a escribir, por fin, casi de regalo de cumpleaños para mi dulce amigo, a quien le conozco todos los secretos, al menos le conozco varios que sé que nadie más sabe de él. Y yo misma, cumpliendo años, acá, lejos de las letras, lejos de todo, sintiéndome desterrada del sonido más cómodo y mío, el del teclear incesante, aquel que me hace sentir en mi piel, en mi territorio, la casa a solas y en silencio, y yo frente al teclado de nuevo.
Cómo me cuesta estar sin escribir. Cómo me enfermo sin las letras... ahora lo noto, todo lo que me he alejado, todo lo que he estado sin esto que es casi lo único que de verdad me llena, mi pasión, mi vida, estar con la palabra.
Ellos, allá en Bogotá (al menos él, allá, en Bogotá) insisten en decir que la palabra es un lugar vacío y qué manera de estar en desacuerdo, qué manera. La palabra no es un lugar vacío, o mejor dicho hay tantas metáforas para desvestir a la palabra y explicarla, tantas otras, que decir de ella que es un lugar vacío no me parece. Será que yo no desmiento jamás cierta formación académica, o que simplemente no me creo la fácil salida de nombrarla lugar vacío, porque quizá sea demasiado complejo o arriesgado decir más cosas de ella. Él me dice si acaso la palabra beso es mejor que un beso, o algo por ahí. Cada cierto rato me dicen cosas así, enfermas de ingenuas. Yo sé que las palabras pueden acariciar, seducir, lubricar, enfurecer y hasta sacar de sí. Si lo hacen, si tocan el cuerpo (estoy de acuerdo con Maturana en que las palabras tocan el cuerpo), no lo hacen desde un lugar vacío, sino desde un profundo insondable.
La palabra no es un lugar vacío, casi todas las palabras vienen de otras palabras, o si no, son tan antiguas en su origen que llamar “vacío” al lugar que ocupan (porque es posible que concuerde en que la palabra es, de alguna forma, un lugar) es negar de un plumazo lo que somos, malamente explicado o no explicado de frentón. Lo que sea que somos, lo somos desde que nos acompaña la palabra. No pretendo decir que seamos sólo la palabra, pero bastante de lo que somos, va con la palabra. Tanto así que no consideramos enteramente humano a quien se ha criado en ausencia de palabras, los niños de la selva, niños-lobo o como quiera que se les nombre, no pasaron por la palabra y en efecto, no nos parecen humanos. Somos lo que somos gracias a que un día, hace más o menos diez mil años (las fechas varían) empezamos a coordinarnos, a amarnos, a pelearnos, a alimentarnos no sólo con gestos y sonidos guturales, sino con el código que luego fue dando forma a los idiomas.
La palabra había nacido y sin darnos cuenta, nos habíamos hecho a nosotros mismos en el trámite.
No, no es un lugar vacío, la palabra es la comparación entre el mundo y lo que queremos decir al decir mundo. La palabra es una cuerda tendida hacia las cosas y hacia otros, incluídos nosotros mismos.
No me vengan a joder a la palabra, que todos los que escriben, lo hacen por y para ella, gracias a ella. Y si esto se lee también allá en la fría y alta Bogotá es porque la palabrita ha hecho su trabajo. Peléense con otros conceptos pero no se metan con la palabra, eso es cosa complicada. O sea, si se van a meter con la palabra, háganlo con condón y bien advertidos, que aún así, corren gran riesgo (ahí tienen el triste caso de mi amigo Nadie, ex Etxe, anterior Nadie). No hay lavativa que salve, no hay vacuna que nos inmunice, no hay tu tía. La palabra es cosa seria y yo, humildemente, la respeto, válgame que si no.
Eso sería, más o menos, para empezar. Lamento tener tanto sueño (un asunto de ponerme a hacer churros en la madrugada, todo por el amor a un niño que ni siquiera es mi hijo). Aunque pensándolo mejor, no, no lamento esto de tener sueño. Con sueño me pongo atrevida, cruzo ciertas barreras que antes no cruzaba, y sé que esto ha de llegar a Bogotá también, donde mi querido colega negacionista, poeta porfiado de paladar exigente, al que apenas imagino joven, con una camiseta café (marrón, para no pelear con el resto del idioma). Ni idea porqué lo de la camiseta, pero me lo imagino con camiseta café (acá en Chile decimos polera, pero nadie nos entiende un carajo cuando de ropas se trata, así que camiseta supongo que dejará tranquilo a todos acá y en el resto del idioma), más bien flaco y con cara de crápula, de susto y de piedad al mismo tiempo, es decir con cara-de-poeta.
Para la otra, ya con PC en casa, podré escribir algo más decentito.

Feliz cumpleaños a mi amigo, un poco tarde, pero igual feliz cumpleaños, amigo Nadie-Etxe. Te quiero mucho, y por lo pronto, estas líneas son todo mi regalo para vos. Bueno, no es mucho, es lo que hay.

Como se ve, no estaba muerta, sólo un poco de parranda (más bien demasiado pobre).
Agur.

lunes, septiembre 18, 2006

deliberadamente delibes

leí Los santos inocentes hará cosa de unas semanas. antes, este mismo año, Las Ratas.
mucho, mucho antes (hace unos diez años), La hoja roja, y otro cuyo nombre me es imposible de rehidratar en mi archivo de los libros que he leído.
hace poco tenía puesto Parra al Nóbel en mi msn, y un amigo españolazo me dijo Sí, Parra al Nóbel, pero también Miguel Delibes... y nombró a otro español que se merece el Nóbel por haber escrito, por estar escribiendo.
yo no contesté nada, pasamos a otro tema y el asunto se olvidó, pero yo no he olvidado. estoy absolutamente de acuerdo en que Delibes se merece el Nóbel y observo con una cierta impaciencia rayana en la desesperación, que pasan los años y no pasa nada con el Nóbel español. está viejito, vive en Valladolid (me parece, según las últimas averiguaciones mías). está muy viejito. bueno, allá el Nóbel, eso no quita que sea una lectura más que recomendada.
llegué a Deibes por la misma ruta que me hizo adicta a resolver crímenes de la mano de la gran Christie y Poirot, la ruta de mi madre. a ella le gusta el libro de su vida que es Orgullo y prejuicio, de Jane Austen. y luego la ya nombrada escritora inglesa. y descubrió a Delibes y le encantó. luego leyó otro más y se convenció que el estilo-Delibes era cosa de más de un libro, era cosa de Delibes y de ahí que yo he tratado de encontrarle libros de él, comprárselos y luego regalarle. hablo de mi madre, ay, dios. hablo de mi madre y creo que en verdad no debería, pero Delibes y mi madre están irremediablemente unidos por la buena crítica, el triángulo al que Delibes alude en una entrevista: escritor-lector-editoriales.
pero ¿qué decir de Delibes?
que escribe bien, de manera bonita, usando la humildad del lenguaje y el lenguaje de la humildad. que sabe emocionar sin forzar nada, que mediante el truco de la realidad desnuda, nos lleva a un paisaje en que jamás estaremos (el campo profundo castellano) y eso en sí mismo nos emociona, que es un padre usando las fórmulas gramaticales, pero que no deja de mostrar en los diálogos todo aquello que la España popular se reserva para sí mediante código estrecho...
que, cuando retrata a su pueblo, se retrata a sí mismo, que tiene un profundo aprecio por su oficio, que escribe porque se embaraza de un personjae o de una historia, que es un tío viejito, quitado de bulla desde siempre, más bien tímido y que llegó a la literatura a través de un manual técnico que lo alucinó por su excelencia en la redacción.
una vez me preguntaron si yo, por ser escritora envidiaba a la Allende y su éxito editorial, algo por ahí, me costó entender la pregunta. pero dije algo como que yo, de los escritores si acaso envidio algo es el talento o el haber logrado escribir ciertas obras cumbres.
hasta ahora, no tengo motivos de ese estilo con la Allende, respetándola mucho y encontrando cosas muy lindas escritas por ella, aunque no la he leido tanto.
a Delibes le envidio, quisiera llegar a vieja como él, escribiendo. quisiera llegar a escribir tanto como él. a que mi oficio sea dedicarme a hilar historias, aunque no sean las mismas que las de él. yo soy urbana y él rural, nos divide una abismo atávico.
sin embargo, las historias de Delibes muestran por sobre todo, mucha humanidad. de esa que se nota más limpia de las impurezas que el progreso y la evolución nos han impuesto. habla el paisaje y el coro de personajes. tiene personajes, pero los trata con tanta discreción que uno tarda en identificarlos, son personajes de semblanza humilde, tímida. los dramas nunca están dichos por los personajes, nunca. ellos callan, Delibes habla.
y por dios, cómo habla.

domingo, septiembre 03, 2006

lo que pasa cuando no pasa mucho (odio Septiembre)

hace tiempo que no escribo. bueno, no tanto tampoco. de pronto me urgen a que actualice el blog. el pobre del Etxe, nuevamente llamado Nadie (es su nick blogger, no hay cómo luchar contra eso), él me lo pide. también un tiempo lo hacía el Anto. odio que me urjan a escribir, yo escribo porque dentro mío un alacrán verdoso me aprieta el alma, y sólo me la suelta mientras las palabras vuelen por el aire, o por la pantalla, o por el papel.
bueno, las palabras. así que en verdad no necesito que me urjan más. si quieren, me cogen al alacrán por un ratito, señores.
eso. no es que haya mucho que escribir, en verdad, mis días están angustiados y tensos al máximo. así que el alacrán verdoso (verde, por favor, pero no agua) se afana y ufana en apretar el alma medio deshecha ya de tanto sobajeo y tanto avatar.
eso es. necesito a Etxe en persona, espero verlo antes de cumplir treinta y seis. ojalá no sea de aquellos que septiembre rapta en afanes místicos y/o celebrísticos. lo quiero conmigo al Etxe, no lo quiero borracho como casi todos en septiembre.
odio septiembre. un asunto de ser el mes en que nací (un día en que Dios estuvo enfermo, por supuesto). un asunto de que la celebración por las fiestas patrias se come literalmenet mi cumpleaños, un asunto oscuro de la infancia con milicos por todos lados... el once, que acá ya era trágico desde antes (siempre ha sido trágico el once de septiembre, ya se sabe, michimalonco y todo eso).
por eso, y quizá por qué otras yerbas, odio septiembre. quizá porque la gente se vuelca con alegría falsa a una espiral de aparente buena voluntad, fiesta y festejo. no sé, quizá soy un poco Calamarda, con respecto a septiembre.
así que en eso estoy. ya les dejo saber más de mí.
mi amiga del alma, la Claudia, está con mucha pena, sé que no me lee, pero igual le mando un abrazo a ella. es tan difícil ser madre, amiga mía... espero que la vida se te arregle. que tu cría vuelva al nido, o que como sea, las cosas salgan bien, lo más importante es el amor, amiga mía.
les dejo, ahora es mi crío el que me reclama.

agur.

miércoles, agosto 16, 2006

el hermano que toca guitarra (terminé de leer a la Jelineck)

mi hermano toca guitarra. Etxe toca guitarra y tiene una hermana. la polola (la chica , la novia) de su amigo Eu, tiene un hermano que toca guitarra. en plena fiesta, y estando todos algo colocados, nos miramos, y nos preguntamos ¿qué mujer no tiene un hermano que toque guitarra?

no sé. yo tengo uno. con él aprendí desde chica de todo tipo de música, sobre todo el rock. mi hermano es guitarrero y rockero, por partes iguales. lee partituras y toca guitarra clásica, se esfuerza por horas cuando ensaya, y al igual que yo con el escribir, toca por placer. como que llega a la casa y no se siente bien hasta que pulsa sus guitarras (tiene dos, una eléctrica y otra normalita).

yo desde hace mucho que le conozco sus gustos, muy variados por cierto. AC-DC, Frank Zappa, Iron Maiden, Los Jaivas, qué sé yo... Black Sabath, tantos, Pink Floyd, etcétera. ahora me acuerdo de esos no más. pero es mucho más, de eso estoy segura, creo haber escuchado una montonera de música con él.

gracias a él yo no soy una tipa totalmente ignorante en asuntos musicales. a veces hablamos de música, y trato de entender sus conceptos de plano, polifónico, descompasado, sincopado, entre otras cosas. yo me siento muy orgullosa de mi hermano, creo que toca la raja (es decir, para el resto del idioma, que toca como los dioses) ni idea si es en efecto, así. pero yo creo que toca muy bien y punto. es mi hermano, y yo lo admiro, nunca se lo he dicho, por supuesto, pero a todo el mundo le hablo bien de él. mis vecinos mormones (otro día hablo de mis vecinos mormones) que le han escuchado, dicen lo mismo, que toca muy bonito. así que ha de ser cierto. bueno, mis vecinos mormones no sé si sabrán mucho de música pero no tienen mala música.

a veces viene gente a tocar con mi hermano. yo nunca estoy cuando sucede eso, y supongo que el carrete ha de ser mayor, los rockeros suelen ser bastante buenos para beber. el Etxe me cuenta de sus carretes musicales hasta altas horas, siempre con mucho alcohol de por medio. mi hermano es cosa seria con el alcohol, además. y sus amigotes, uff ni hablar. así que me imagino que la cosa ha de ser bien regada, rock y alcohol.

sexo, drogas y rock and roll, algo como eso. pero no sé, yo no creo que tanto. yo tuve un tiempo asi de desate total, de jugar con la vida, de mucha locura, mi hermano también tuvo un tiempo de mucha locura pero la cosa se anduvo pasando de revolución, y bueno, como dice Prodan mejor no hablar de ciertas cosas. pronto voy a hablar de ese tema, de "mejor no hablar de ciertas cosas", hay tanto ahí.

con Etxe estoy enfrascada en el rollo de hablar de ciertas cosas, convencida de que si se hablan, se exorciza el demonio que nos aprieta por dentro. con Etxe estoy demasiado cercana y quizá por eso he llegado a soñar con sus demonios, los que le quiero exorcizar.
yo también tengo mis "mejor no hablar de ciertas cosas", pero son referidos al daño, a eso que ahora prefiero escribir en el otro blog. éste es mi bloguito el otro es "el otro blog". es cierto, acá escribo cosas mucho más íntimas, pero siempre teniendo demasiado en cuenta al lector. en el otro escribo mis tripas mismas, sin ningún respeto por nadie de nadie.


terminé de leer a la Jelineck (Deseo). ahora entiendo perfectamente el porqué hay personas a las que se les paga por leer y criticar ciertos libros. yo siento que debieran de pagarme por haber leído a la Jelineck. así, cara de palo. no me sorprende que a los hombres les guste la Jelineck.
ahora, también siento que debieran de pagarme por criticarla, je, je, je.
no sé. hay ciertas transiciones en la historia misma (o lo que se entendía de la historia entre tanta alegoría social mediocre injertada a contrapelo) que me parecen demasiado bruscas, como por ejemplo, de pronto, y mucho más allá de la mitad de la novela, resulta que la mujer tiene nombre, y que además es alcohólica y se pega vergonzosas escapadas de su casa. así, de la nada, te tiran ese dato, como tiran tanto dato demográfico o estadístico.
hay pasajes notables, sin embargo, sobre todo cuando aún el lector no se acostumbra a esa prosa esquizofrénica, delirante, de ritmo trepidante, espantosamente soberbio. como dije por ahí, la Jelineck toma al lenguaje y lo maniata, le quiebra una muñeca en ese trámite, le hunde las costillas y lo deja jadeando, reducido, listo para ser aún más vulnerado. la Jelineck se toma en serio, en todo caso, el desafío de todo escritor: sacarle al lenguaje un poco de piel, romperle al menos un hueso. hacer del lenguaje su trinchera particular. mezcla lo que cuenta (la historia, en sí) con las imágenes de lo que genera lo que cuenta con las sensaciones que generan las imágenes. lo hace de manera deliciosa, de no ser porque, lo siento, no estoy de acuerdo con su concepción de lo erótico ni de lo social.
lo erótico asociado en exclusiva al daño, a una toma del cuerpo de la mujer por el hombre, siempre de manera brutal, siempre asociando al hombre al abuso, nunca hablando del placer... no sé. creo que yo soy más simple. me gusta follar, y gozarlo. soy mil veces más animal en la cama, parece.
y lo social, hum, menos, una maqueta, vilipendiada pero siempre maqueta.

eso es cuanto puedo decir por hoy.

saludos a Antonio Luna, donde quiera que esté.

Adeu

jueves, agosto 10, 2006

he muerto de fiebre en los médanos de Singapur (mi hermana, de nuevo)


Es cierto lo que dice Etxe sobre el otro blog. Acá en mi blog escribo distinto. El muy simpático de Etxe abrió ese otro blog y luego, en una más de sus pataletas existenciales (a las que aún no me acostumbro) sentenció vía email que renunciaba a escribir, así de golpe y porrazo. El tono del email me pareció muy convincente, muy serio. Luego, en línea lo confirmé: recién abierto el blog quedaba botado. Entonces se me abrió un apetito por escribir desde otra orilla, otra trinchera, y por supuesto no pensaba escribir tal cual acá. Se lo pedí y me lo dio. Manejo sus contraseñas y nombres secretos como si fueran míos. Listo.
Pero Etxe en una veleidosa pirueta de pronto sentenció que no, que sí quería seguir escribiendo. Y claro, me quedé con dos blogs pero uno de ser mío pasó a ser "nuestro" como el peñalolino insiste en denominar. Bueno, al final se ha transformado en una competencia cerrada, no dicha. Un poco como el Chavo con el Quico, que indefectiblemente salía con una "paleta" gigante si el pobre Chavito sacaba un dulce mísero.
Así las cosas, es extraño deambular por ambos blogs. Acá mantengo mi tono confidencial, de bitácora, de diario de vida, como siempre. En el otro escribo una cosa rara parecida a la literatura. No sé si lo que va acá lo es, nunca lo he sabido.
Bueno, en mi nick del msn puse "he muerto en los médanos de Singapur" y luego "he muerto de fiebre en los médanos de Singapur" para ser purista al hueso. Esa frase era clave entre mi hermana y yo. Recuerdo un montón de locuras y genialidades que con mi hermana teníamos, entre otras, esta, la de los médanos de Singapur. No voy a decir de dónde es. Quien lea, lo sabe. Ese libro fue una clave entre ella y yo. Ella me lleva dos y medio año y creo que es la responsable de mi estimulación temprana en todo ámbito de cosas, sobre todo la locura, la locura necesaria. Yo iba aparejada a sus contenidos escolares, y por lo tanto una tarde ella me habló de ese libro, con tanto entusiasmo que pronto lo leí yo también, de manera desatada, sin pausa alguna para poder llegar luego a un final que me dejó dando gritos de entusiasmo y con ganas de empezar a leerlo de nuevo.
De ahí, a que de cualquier nada y en el máximo del agotamiento sentenciáramos aquello de "he muerto de fiebre en los médanos de Singapur"... Ella lo decía con mirada lánguida y una palidez insultante antes de dejarse caer desmayada. Yo lo puse en el msn creo que sin calcular un carajo. Sin querer mientras hablaba con un amigo le contaba todas las locuras que con ella hacíamos, por ejemplo lo de ponerle música a la arenga de Prat.
Arturo Prat es el plus ultra sumum de los héroes chilenos. Dicen que antes de saltar desde la frágil Esmeralda al Huáscar se mandó ese speech. Yo dudo que haya sido tal cual. Pero cuando niñas, no sé, supongo que me la creía. Teníamos un póster de Prat con la famosa arenga. Aburridas, un día le pusimos música. A toda la arenga, de pe a pa, una música extraña, con agudos propios de una ópera. En fin. Hasta el día de hoy me la sé de memoria, la arenga de Prat. Curioso, no me pasa lo mismo con "A Margarita Debayle". A ese poema también le pusimos música pero apenas recuerdo las primeras palabras y me enredo.
Está claro, lo confirmo al hablar con Etxe en su pieza: mi hermana fue la que me marcó el camino de la locura creativa, por todos lados ella aparece.
Ay, qué sopor. "He muerto de fiebre en los médanos de Singapur..."

sábado, agosto 05, 2006

santiago no cae en cien palabras

digo bien. no cae, no quise decir cabe.

además, no cabe. pero eso es otro cuento. participé del famoso concurso creo que por segunda vez. en esta ocasión con aún menos esperanza: está Fuguet de presidente del jurado, y no se sabe bien porqué eso desanima a cualquiera.

lo bueno de eso, fue que con Etxe (ex Nadie) nos dio por frenética escritura de todo lo que se nos venía en mente, pero en cien palabras. incluso animamos a otro amigo a escribir con su nombre cuentos que de pronto me susurraba una musa maligna que se excita ante el sonido de la caja regsitradora (cash... tin).

así no más es. pero santiago no cabe ni cagando en cien palabras, además no cae en cien palabras. santiago merece por lo menos unas quinientas hojas, lado y lado y aún así nos quedamos cortos, santiago es enorme y bella, y nadie lo nota, o poca gente lo nota, y como dije en el título de una de esas miniproducciones amo esta ciudad porque te sé en ella.

la cosa incluso aparejó un método particular, muy propio, de divivir las hojas, escribir a mano, pegar la bendita hoja en el monitor del ciber, escribir, pegar, mandar, criticar en conjunto. nada me dio más placer que Etxe me mandara lo suyo y yo lo arreglara. Etxe me es por completo incondicional. si yo le dijera "escribe caca, mierda, pichí, y semen", pues de seguro que eso escribe. hasta ahora me sigue mis instrucciones pero hay que decir que le ayudan un montón, sobre todo Quiroga.

es raro, él me vive alabando y yo cada vez más lejana de mí misma. yo cada vez me siento como César Vallejo, el gran poeta peruano, siento que nací un día que Dios estuvo enfermo...

estar sin escribir me hace mal, hacerlo a mano no es lo mismo pero incluso eso salva, gastarse lo que no tengo en venir al ciber, a descargar lo que no salva, mientras sé que Anto-Granada la pasa pésimo, las peores vacaciones de su vida, pobrecito mío, pobrecito amigo mío. un abrazo para él. que me imagine rodeada de frío mientras se asa y se desgasta, y por favor que me escriba, sin parar.

sí, como Vallejo, yo nací un día que Dios estuvo enfermo,

Grave.

domingo, julio 30, 2006

mis amigos instantáneos, mis amigos de a poco, mis amigos y las letras.

Algo que me caracteriza es lo central que en mi vida son los amigos. Mi hijo tiene claro que para mí, la amistad es fundamental. Que la amistad es el valor supremo. Un amigo siempre tiene abiertas las puertas de la casa, digamos. Un amigo siempre es prioridad.

No soy la mejor amiga que pisa la tierra. De hecho, soy muy mala amiga. Me junto con los que me junto por el puro placer de hacerlo, me junto de puro egoísta que soy. A veces, es cierto, doy de mi tiempo para otros, y dicen que soy muy generosa en ello.

Pero eso no pasa siempre. Con respecto a la literatura, por ejemplo, no hay caso. Si se junta amistad y letras yo no tengo salida, quedo atrapada indefectiblemente en esa relación, y aviso que es para siempre. Aunque han pasado años sin saber de mis compañeros de taller (años, muchos años, mi hijo nació en el taller, y ahora tiene 9 años), si los volviera a ver, seguro me quedo pegada horas y horas si me pillo de nuevo a Wallace o Fajardo, qué decir de Asfura o de Dalton. Y sin embargo al que más extraño es a Alan. Alan fue el primero que me habló de Syd, una buena parte de sus cuentos hablaban de Syd, así a secas, sin especificación alguna. Uno tenía que ser avispada y enterarse de manera instantánea que era de Barrett de quien se hablaba.
Extraño a Alan. Extraño su juventud eterna. Quisiera saber si creció, si se transformó, finalmente en un ser normal o si aún le sigue sacando chispas a la vida con sus palabras mordaces, químicas, radioactivas.
Dicen que ya no escribe, que se metió de lleno a la música. Cosa muy normal entre quienes aman escribir, hay un músico escondidito en el fondo de muchos poetas. Y es normal, la música y la poesía, la poesía de la música, siempre han estado juntas, y no es de extrañar. Lírica, le dicen a la poesía, cuando de diferenciarla de la narrativa se trata…

Mis amigos escritores. Mis amigos que se juntan conmigo por ser yo escritora. Esto queda pendiente. Hablar de mis amigos, hablar de amistad y literatura. Eso da para varias novelas, como Auster. Esto da para todo.

Cuando conozco a algunos de ellos, sé de inmediato que seremos amigos siempre. Con otros la relación se desarrolla entre nosotros de manera involuntaria. Nos vamos apegando sin calcular las pisadas, asumiendo que el campo está despejado de minas que nos pueden destrozar el alma, sabemos, instintivamente, que el otro está ahí, aunque no lo podamos ver claramente, lo presentimos y damos el paso, y nunca erramos.

Mi amigo Etxe es de estos últimos, sentimos que nos conocemos de toda la vida, que son años de amistad, cuando en verdad aún no llevamos un año. Con otros, ha sido de manera instantánea, empezamos una conversación que no para más. Con Etxe también es así, pero referido a la conversación, es decir a hablar de letras. Empezamos y no paramos. Pero el vínculo, es distinto, cada vez somos más intensos con Etxe.

Con Checho, con la que otea, con otros, ha sido de golpe y porrazo.

He de escribir acerca de Checho y de Claudia, ambos aún viven en la ciudad que me vio nacer, ellos son responsables de mi existencia. Ellos me hicieron sobrevivir, digamos. Ya he de poner algo de eso, o más bien, eso ha de ir en una novela nueva. La otra, la novela “vieja” está en remojo por razones técnicas.
Pero no desespero. Ya viene, de hecho, ya está escrita. Sacar ripio, poner terciopelo y miel es más difícil que escribirla entera. Corregir es otra cosa, aprendo de ello y trato de escribir corregido de inmediato, pero sé que es una idiotez plantearlo así.

Prostituyo mis letras para ver si gano un poco de dinero, digamos en castellano: concurso a algunos concursillos pocos. Es triste decirlo, pero de verdad me interesa el dinero, nada más. Sigo escribiendo por gusto, pero necesito dinero, es todo.

miércoles, julio 19, 2006

mi castellano, gran quilombo (y más encima el gerundio)

Lo que más me trae problemas a veces es abrir la boca. Insisto en usar palabras de todos lados, de todos lados de por acá, se entiende. Me resisto a hablar sólo en chileno. Uso palabras del otro lado de los Andes, por ejemplo, quilombo, bancarse (me calza tan bien ese verbo a veces, no me banco tantas cosas, no me bancan, tampoco ciertas actitudes beligerantes). Y el viejo y muy nuestro vos, que es el que más problemas me trae, al menos en el ejercicio del chateo en Chile, porque por razones extrañas, acá se le tiene mucha tirria (odio, animadversión) a los argentinos, pero más aún a aquellos que sin ser argentinos, hablamos como ellos. Yo no hablo como argentina, yo sólo uso palabras que ellos también usan, pero que siguen siendo mías, al usarlas yo. El vos es tan chileno como argentino o colombiano. Siempre se ha usado. Sólo que acá, se pronuncia sin la s final, suena voh o algo así. De más está decir que en general por acá nos comemos siempre (o casi siempre) la s final. Por lo que suena raro si de pronto te pones a pronunciar todas las letras, y dices lo que sea pronunciando cada s final, entre otras cosas, para decir vos. Acá discuto con los chilenos que no se bancan que yo diga vos. Ellos dicen que acá no se usa, y yo digo que sí se usa, y les tiro como ejemplo la muy corriente frase defensiva de “¿y vos?” que suele ser usada cuando alguien osa decirte un defecto muy notorio, respondiendo de inmediato que el que te critica no está libre del mismo. Uso también, o pretendo usar, palabras de otros lados. Sé que polola es enamorada en Perú, que joda es carrete o jarana, que gurí (cuyo plural es gurises) significa niño, hijo, en Uruguay, en fin, no le hago a todo el continente la visita lingüística pero al menos, trato. Lo mismo para ciertas expresiones que usan los españoles, mis muy queridos amigos españoles, por ejemplo, estar liada, enterarse (a ver si te enteras…), joder (gran aporte a mi vocabulario), tío (pero ¿qué dices tío?), en fin, coño (otro gran aporte, sí señores).
Me da pena no lograrlo tan rápido, pero igual persevero. Con el Eo la discusión es encarnizada con respecto a este punto, él insiste en que escribir un castellano estándar es lo correcto, pero aún así, siempre se puede preferir de un montón de expresiones, todas ubicables en los diccionarios, y por lo tanto, no slang, una, para cada frase, y ahí va mi elección. Yo prefiero hablar un castellano sudamericano. Yo soy del sur. Yo quiero que se me note. No reniego de lo que usamos por acá, en Chile, acá hay ciertos giros idiomáticos deliciosos ciertamente exportables… en especial las frases del pueblo, que al menos me dicen mucho del mundo de por acá, por ejemplo, “verle el ojo a la papa”, o “mata de arrayán florido”, en fin, hay cada cosa. Ahí, más bien me censuro por un tema de ser entendida, aunque sé que me leen por sobre todo, en Chile, sin contar honrosas excepciones en España. Y quien sabe, quizá hay alguien por ahí leyéndome en un refugee’s Camp, en algún lado de África, la vieja alma del mundo.
En fin, se me acaba el tiempo, otro día sigo el devaneo. Esto de hecho, está recién empezando.


Sé, recuerdo vagamente, que hace poco en mi casa, muy colocada (no voy a dar detalles de qué me coloqué… tíos, adivinen si pueden), hablando en very bad English con mi súper amigo, Etxe, planteé sin ningún tipo de anestesia mi planteo con respecto al tratamiento que quiero darle al lenguaje. La idea, va por otro lado, en verdad. Querer dejar a la palabra tiritando (joder, los gerundios, malditas espinas clavadas en mi fluidez) es decir poco, pero he ahí un adelanto.

Con Exte un cadáver exquisito, que pienso publicar en este blog, con o sin su permiso. Y dos pies forzados para que cada cual se mande un cuento. Ah, y una escena, ambas llenas de sangre. Somos sangrientos con el de Peñalolén.
No estoy enojada con él, pero acabo de decidir no verlo durante un par de lluvias.



Creo que este año se viene más o menos seco.

jueves, julio 13, 2006

fe de ratas (fe de erratas)/ bienvenido cristian no cristiano

Hace un kilo de años, cuando mi padre aún vivía y yo vivía en el rincón del diablo (o del trueno, la toponimia de mi ciudad natal da para mucho), leí un chiste de Condorito, nuestro cómic más genial que hemos tenido. El chiste se llamaba, justo, fe de ratas. Era con el tema de los libros que llevan al final ese apartado con los errores del texto, corregidos, la fe de erratas. Yo soy obsesiva con eso, y ha llegado el momento de corregir ciertas erratas mías de mi blog.

En el mundo blogger...:
* La afirmación “la insana tendencia a dar diversas opiniones encumbrado en la más alta cima de su susodicho ego”, ha de cambiarse por “la insana tendencia a dar diversas opiniones encumbrado en la más alta cima de susodicho ego”, es decir habrá que sacarle el su de más.
* Los cuentos infantiles de Quiroga, hasta donde sé, son dos: los Cuentos para mis hijos, y los Cuentos de la selva. Suele ser corriente en Chile encontrar, en las primeras páginas del primero, el famoso Decálogo del buen cuentista, que ha sido un gran aporte a los escritores que nos internamos en el lodoso fango que implica escribir un cuento y salir parados, dignos. Escribir un cuento es lo más difícil que hay a veces, y sin embargo, es lo más reconfortante al mismo tiempo. Aunque no es fe de erratas, debo agregar al Decálogo, Sobre el cuento, de Julio Cortázar, que es otro gran aporte, de otro grande, al tema “cuento”. Creo que se encuentra en una edición de antología de cuentos, pero no logro recordar si es una antología del cuento latinoamericano, o simplemente una antología del cuento universal. Me inclino por esta última.
En enciclopedia ambulante:
* “Dice, literal que sé de todo y que no lo sé lo invento con tanta cueva...”. Debiera decir :“Dice, literal que sé de todo y que lo que no sé lo invento con tanta cueva...”.
* Nóbel, please, con tilde siempre, por alguna extraña razón la he escrito varias veces sin el tilde, me parece incluso que en otras entradas del blog. Es Nóbel, Nóbel, Nóbel, el apellido que dio origen al tan famoso y prestigiado premio, espero tener perdón de la Academia por ello.
* La viga, joder, no va “acostadita” como dije. Mi amigo que estudió arquitectura me dice que mi afirmación confunde, porque la viga sostiene, y acostada no sostendría nada. Bueno, pero no va vertical, si no que sigue siendo horizontal, al menos eso entendí ayer entre medio de la lluvia colosal que me dejó pasada como sopaipilla. Pero recuerden, por favor, que la viga sostiene, eso es lo importante y para eso el alma de la viga ha de resguardarse.
* Lo de los esquimales, la verdad, lo explico porque me dijeron que sólo lo enuncio pero lo dejo abierto. Bueno, la información que manejo viene de un curso de lingüística que tomé en la Universidad de Concepción, donde el profesor nos explicaba que en verdad, las palabras y la realidad están tan ligadas que es imposible determinar hasta qué punto las mismas crean una realidad inteligible para quien las usa. Nos decía que nosotros, acostumbrados a no vivir en la nieve, al ver nieve, simplemente vemos nieve: toda la nieve nos parece igual. Pero los esquimales, en cambio, suyo hábitat es sólo nieve y hielo, y por lo tanto, le asignan un poder ecológico enorme a este hecho, ven cientos de sutilezas en la nieve, y no tienen una sola palabra para nieve (o para el blanco de la nieve). Está la nieve recién caída, la nieve peligrosa, la nieve a punto de derretirse, la nieve que anuncia tormenta, la nieve que anuncia temperaturas altas, la nieve vieja, la nieve dura, la blanda, la ideal para trineos, la que necesitas sortear con cuidado, la que sirve para construir un iglú, etc. Yo quedé impresionada con este hecho, pero en verdad no tanto, siendo yo del norte, donde la vegetación escasea, al menos en la cantidad obscena en que se ofrece en el sur, podía darme cuenta perfectamente, para mis compañeros sureños habían alerces, eucaliptos, robles, pinos, araucarias, cipreses, etc. Para mí, con suerte, habían árboles. Eso, con respecto a los esquimales, no sé con certeza la cantidad de palabras que usan los esquimales para designar las distintas nieves, creo que son sobre cien, incluso más, o quizá sólo veinte, da igual, alguna vez lo supe, por supuesto (recuerdo que entró eso en el certamen de lingüística), pero el tema no es ése, sino otro, más amplio, espero que se entienda.


Listo. Supongo no incluí un montón de errores, pero se agradece la posibilidad de al menos corregir esta partida.
Ha llegado un nuevo lector a mi blog, conocido como “el Cristian no cristiano”, que ha de ser en un futuro cercano un excelente médico, muy preocupado del ser, de la persona, más que de los diagnósticos, un médico con una dislexia en el msn francamente galopante y actualmente sin novia, y con el compromiso de beber para olvidarla. Bienvenido, pues, amigo lector, y mucha suerte en tu vida sin ella (ya verás que todo cambio suele ser para mejor).

Salud, pues, Cristian no cristiano, bebe como bárbaro y condúcete como cristiano, estudia y saca adelante todos tus ramos, y no olvides nunca la dimensión humana de la que formamos parte todos, somos biología más lo que construimos socialmente, el lenguaje, la emoción, va todo junto y es imposible e innecesaria la pretensión de separarlo. Y muchas gracias por calmar mis angustias espantosas que me vienen luego de mi comportamiento adolescente, impresentable para alguien de mi edad.

PD internacional:

ojo, que lo de inglés (entrada anterior) ya ha de ser traducido, es cosa de amistad blogger el hecho de ponerlo en inglés primero, Agaila está empezando a ser virtualmente conocida, y desde mucho antes, respetada.

the blogger world, the saharawi people...

The blogger world has too a b side. Sometimes I found it, by chance, in the random of the search by the next blog button. I mean a lot of blogs full of freak information, photos and even porno videos. There are bloggers who write about his or her cats, his neighbours, even about the past lifes. Once, I found a blog on the tires, yeah, the tires, the guy wrote about a very long list of tires and theirs advantages and handicaps, according to the kind of the ground, the car, and so on. Other: a woman in USA who lived a very hard life and now tries to help others to be better. I forget the address of this blogs, I’m sorry. But believe me; actually these blogs are in the web...


But in the b side of the blogs have a painful side.
I’m talking about the blogs of the survivors of the wars, the blogger who write from the camps of refugees... I’m talking about the children without parents, without arms, without legs, without smiles, the children without childhood. I found a blog called free Western Sahara, and I read and saw about the Saharawi People. This was very painful to me. The peoples under the injustice always hurt my sense of the world.
I remember, when I was a child and watched TV, I always asked to my mom why they’re in war? My mom always had very big difficult to explain it to me. Someday, she told me: I don’t know the reasons for the war; the war is not a reasonable thing.
Now, I say that words to my son. My son, watching TV, ask me the same questions to me: Why? Why the children are in the war, suffering? Why the people kill people? I don’t have answer, yet. To me, the war is a topic so complicated. I’m smart (all my teachers said that, at least), but, the war, no, I can’t understand it.
I know there are reasons, political, religious, ethnic, and overall, economic reasons. But, when you see the mutiled body of a child, the reasons have no power, there are no reasons for the reason (excuse my English).
Who have the power to take a whole people out their land? Who have the power to kill, in the name of whatever, children? Who?
García Márquez, in his very famous novel Cien años de soledad (One-hundred Years of Loneliness), says, by one of his characters, “the only thing that you feel in the war is so simple, it’s called fear” (sorry, Gabo, for the bad translation). I agree with this character, despite I’m so lucky, and never suffered the war
[i]when I was a child. I can’t to stand the idea of the children in the wars. The children are protected by the Human’s Rights and moreover, the Children’s Rights, these are universal rights, are not?
Where is somebody to protect them? They are children; they have the right to grow up in peace, with their parents and in their culture...
I don’t know the Saharawi, I never hold the hand of Agaila Abba Hemeida (the sweet young woman who put her post in that blog), and I never travel out my country. I don’t know about the Saharawi’s fight, I don’t know anything about the reality of to live in a camp of refugees, I don’t, even; know why these people don’t live in peace, in their land.
I have a very beautiful dream. I want that, when my child will be a father, his child, watching TV, never ask “Why the war?”...I hope, the child of my child will never see the war, never, never again. I have the hope that the war stops, once and forever.
I hope, never again a people without land, I hope, never again a child in a war.


Well, now by now, all my solidarity to Agaila and her sisters and brothers. She uses the bloggers resources for the very deep need of tell to the world about her fight and situation. She tells us some news that I never want to know. But, it’s a fact, I’m sorry, I’m so sorry.

To know more about the Saharawi go to
www.freewesternsahara.blogspot.com
y si lo quieres leer este post en castellano, espera unos días a que me traduzca a mí misma.




[i] I grew up in the Pinochet’s time. For me, there wasn’t anything wrong. When I was a young woman, I knew about the political prisoners, the missing prisoners and so on. But, my childhood was free of the fear.

lunes, julio 10, 2006

enciclopedia ambulante

Ah, esto no había querido decirlo nunca, me avergüenzo de antes y sin embargo, sé que lo he de publicar igual, pascual.
Tengo un amigo, (en verdad son más amigos los que me dicen esto, pero últimamente me he juntado más que nada con él en una cosa sospechosamente infectada de literatura y, ya se sabe, la literatura es toda mi vida, y toda mi muerte) que últimamente y sin ningún respeto, me ha tildado de Enciclopedia Ambulante. Dice, literal que sé de todo y que no lo sé lo invento con tanta cueva
1 que más encima me acerco bastante a la definición, o al menos caigo cerca de donde era la cosa.
Incluso cae en el juego (el juego que he jugado miles de veces y en que mi sobrina también ha caído con similar resultado) de abrir un diccionario o una enciclopedia y preguntar, así, al azar por una palabra y yo, a veces pensándola mucho y otras sin respirar, respondo y por lo general le achunto
1, o al menos le doy cerca. Por lo menos le atino a la clase a la que pertenece la cosa “un instrumento médico”, “un reactivo químico”, “un tipo de célula nerviosa”. Otras veces le achunto perfecto, incluso con más información que la que aparece en la fuente citada. Mi amigo se retuerce de un sentimiento difícilmente analizable pero que incluye el gusto de ver que en efecto, me sé casi todas las palabras, y las que no sé, me las invento, y una sensación de ¿cómo es posible?, no muy lejana de la envidia.


Quiero hacer una declaración pública:

Yo no me las sé todas, ni siquiera me sé todas las que debiera, a veces caigo en errores semánticos espantosos, en errores de precisión como cuando, en el msn con el señor Correa (del blog papelcero) hablé de las leyes de la Termodinámica (en verdad quería hablar de la entropía para justificar el desorden espantoso en que vivo) y por supuesto, me equivoqué. A veces escribo mal ciertas palabras llevada por la pronunciación (temprano en la vida me di cuenta que quien escucha bien, debiera de escribir bien, porque las palabras siguen reglas para ser escritas, reglas que para el oído entrenado, son descifrables, nótese descifrable). Por ejemplo, displicente, siempre lo escribo displiscente, porque yo juro que así se pronuncia. Y otras, también, por el estilo, donde la excepción de la regla hace estragos en mi oído...

Pero es cierto que sé muchas cosas. Muchas e inútiles, miles de cosas que a veces ni idea que sé, pero que las sé, simplemente. Fechas, hitos, personajes, situaciones, frases. Sobre todo las frases, ni idea por qué las tengo... de películas, de novelas leídas, de políticos, de amigos, incluso de mí misma, como las referentes al sexo “Nunca hay que llorar sobre el semen derramado”, “A nosotras, pico
2 no nos ha de faltar”, y una larga lista, señores.
A veces me las sé, pero no con seguridad, pero, por supuesto las lanzo igual. Como por ejemplo, cuando, al hablar con el Etxe (ex Nadie, nunca más Nadie) le aseguré que sabía que Alma era el centro, el núcleo de la viga (como Luz es el centro de ciertos tubos en Biología, lumen, luz). Lo que no sabía era que las vigas van así y no asá, que era como yo siempre había creído, es decir, siempre me imaginé las vigas verticales y no, mi amigo Etxe (que no en vano estudió un tiempo arquitectura) desplomó (en literal sentido) esa imagen y me dejó a la viga acostadita, como debe de ser, y luego me habló de los peligros que la acechan, sobre todo al alma de la viga que es lo que hay que resguardar por sobre todo. Bueno, yo sabía que la viga tenía alma, y con eso ya era bastante. Lo de los muchos nombres que los esquimales le tienen a la nieve, o más bien dicho al blanco de la nieve, bueno, eso lo saben miles. En fin, lo más divertido es que cuando me equivoco, me da igual, y eso no lo entienden los amigos míos, que se ufanan de pillarme en falta, a veces. Si sé que es un juego, pero por supuesto, cuando lo juego lo hago en serio, como se debe de jugar, me parece. Si no se juega en serio, mejor no jugar, me parece a mí.
A las finales, si sé de todo un poco, es porque me apasiona saber, a veces, porque desde pequeña que no me quedo con la duda en nada, y esa actitud espero traspasársela a mi pequeño lector, que cuando me pregunta, por ejemplo, qué es sofisticado y yo me complico en la respuesta, pues, le digo, mejor busquemos en el diccionario que para eso está, y encuentro las dos acepciones para dicha palabra y nos quedamos con las cosas cerradas y podemos seguir en lo que estábamos.
Creo que de ahí nace todo el afán enciclopédico, nada más, que me molesta profundamente quedarme con las dudas abiertas, habiendo cómo salir de ellas, cerrar las ventanas abiertas, ir ordenando el gallinero, y por eso me paso a la Biblioteca Nacional cada tanto, a cerrar las que no pude cerrar en mis diccionarios ni por boca de nadie. Soy como el Principito que perseveraba hasta que le respondían, por fin, lo que preguntaba, y si no, se enojaba mucho, y se encerraba en un silencio hostil.
Yo necesito tener las palabras a mano, y por lo tanto evito poner palabra alguna que no sepa, por lo menos, lo que significa actualmente, y ojalá saber el cómo se formó y qué significa a la luz de su raíz, y por eso, me encanta saber lo poco que sé de Euskera, para así poder decir que mi amigo, el Etxe, significa lo que significa, que no deja de ser lindo, me parece a mí, llamarse Casanueva. Y que panfletario, palabra tan usada en nuestros primeros encuentros feroces por msn (en persona, el de Peñalolén es un turrón) viene nada menos que del inglés, es decir, panfleto, que significa libelo, periódico de poca monta, en fin, no, yo a la palabra me la monto y la trato de dominar que si no, es al revés y así no vale. Me gusta ser dueña de mis palabras y no que mis palabras se adueñen de mí. Eso le pasa a mucha gente que al decir por ejemplo, bizarro dice otra cosa, o a los que dicen en ciernes y no en cierne, por ejemplo. Para qué hablar de los displicentes, o de los puntillosos que caen en errores al tratar de demostrarse más que otros. Y así, suma y sigue. Saber, mientras más, es mejor, siempre.
Leer un libro como cualquier novela de Delibes y no tener la más puta idea de qué significa nada a ratos, no me parece. Cuando Etxe leyó Las ratas, por ejemplo, me dijo, oye, hay que leer con el diccionario al lado, y yo le dije, obvio, así ha de leerse todo, y así, también, ha de escribirse todo, con el diccionario pesándonos en el regazo y la palabra liviana en la punta de los dedos, liviana en la punta de la lengua, liviana en todo, porque al saberla, es nuestra, y no nos pesa, porque vuela con nosotros a donde sea que nosotros la llevemos, o nos la traiga uno, un vallesolitano anciano, que, sí, Anto, toda la razón, en verdad debiera llevarse el Nobel esta vez y yo aplaudiría si eso ocurriera, ¿te vale?.
El diccionario, mientras más pesado, mejor, la palabra, sin embargo, debe volar cual volantín
3 y para ello debe ser lo más liviana posible, lo más natural posible, y por supuesto, debe estar bien sujeta con hilo, y acá no hay tu tía, el hilo es tu conocimiento de la misma y su significado, que si no, se te eleva por sí misma y se te va, porque las palabras, por supuesto, no le hacen caso alguno a quien no sabe nada de ellas. Es cierto que el habla es algo vivo, y que de a poco nos vamos poblando de nuevas palabras y otra muchas quedan doblabas y llenas de polvo en el desván de la lengua, pero, por Dios, las palabras han de usarse, mientras se usen, como la gente. Y ahí no queda otra más que saber, y no hay acto más humilde que buscar en el diccionario incluso palabras de uso común, sólo para decirlas esta vez con un poco más de verdad.

Ah, me enojé, mierda. Así que los dejo, mejor.


Aviso a Granada, la bella: Anto, haz que tu hijo enciclopedista lea esto, por favor, no me urge que me lea el blog un niño tan lindo, sobre todo si es un niño llevado por el afán de saber, que es necesidad biológica tanto o más importante que la de tomar sol y morirse de calor viendo chicas ligeras de ropas.
Ahora, que vos te urjas con las frasecillas subidas de tono, pues, entendible, pero por favor, déjame llegar a Pedro, mira que hasta lo saludo acá, (¡Hola Pedro!, léeme, y sigue instruyéndote, hijo y respeta a tu padre, venga, vamos, no seas malillo, tu pobre padre necesita también respirar, necesita también unas vacaciones).
Y, Anto, escríbeme, ¿vale?

1 Cueva: suerte.
2 Achunto: atino, doy en el blanco.
3 Pico, nombre vulgar que en Chile se le da al pene, consignado, me parece, en la RAE, y por supuesto en el indecente y poco conocido Diccionario Secreto de Camilo José Cela, que supongo no se ganó el Nobel por ello, Dios nos libre.
4 Cometa, papalote, artefacto hecho con papel y apuntalado con varillas flexibles, por lo general de origen vegetal, que, atado a un hilo, cable, cordel o lienza, se eleva en el cielo.
Tengo amigos bloggers. Uno de mis más amigos ahora se puso blogger también, y tengo amigos que escriben sus blogs, sin saber de mí más que uno que otro comentario que les dejo, con mi nick blogger. El favorito es Baturrico, que escribe en www.fromhaiti.blogspot.com y que me hizo reír hasta el calambre con un comercial de la TV haitiana para un producto que no puede ser más básico: el poderoso PINODOL que, en francés y todo, me convenció de comprarlo, amigos. PINODOL, en esa página, un comercial (en video) que recomiendo a todos los deprimidos que me pillo en el msn, por su inconfundible aura de comercial tercermundista. Me recordó la época en que vivía en el norte y me llegaban por el cable los spots publicitarios del Perú, que eran francamente para la risa, aún me río al recordar uno de un detergente de propiedades mágicas (su espuma despedía haces de luz desde el fondo de un balde donde se remojaban las ropas). O el de una Financiera, en que un señor, al saltar de un lado a otro de la pantalla, duplicaba automáticamente su dinero, por el sólo hecho de haberla puesto a resguardo en dicha institución. Mi hijo y yo tenemos debilidad por los comerciales, tanta que de pronto me da por pensar que, cuando grande, mi retoño se ha de ganar la vida haciendo comerciales, por el sólo gusto de poner en pantalla ideas delirantes para productos fantabulosos (mezcla perfecta entre fantásticos y fabulosos, neologismo usado por mi pequeño lector).Mención especial son aquellos en que se usan animales para convencer de comprar en tal o cual supermercado (el perro lavando los vidrios, por ejemplo), o de comprar tal o cual gas (los raperros a mi hijo lo hace dar gritos de felicidad). Ah, y qué decir del uso de la tecnología al servicio del ritmo como el del auto que se transforma (exacto como los Transformers) en un eximio bailarín. Ése comercial es simplemente una obra de arte.
Baturrico trabaja para las Naciones Unidas, al menos eso se entiende al leerle el blog, que va íntegro en un perfecto español, para que sepan. Y pone fotos muy buenas. La última entrada que le vi, una foto aérea de la ciudad donde ahora reside, Gonaïves, en la vieja y negra Haití.
En fin, el mundo blogger... en general los blogs que leo no me gustan ni me seducen más allá de una lectura al azar, que me brinda blogger (es cosa de pinchar en next blog, y ya está). El otro día, por msn, me dijeron que mi blog era sustancioso, que era muy diferente a los otros blogs que se veían, y es posible, en general el blogger tiene dos grandes defectos, que en verdad, considero virtudes blogger, a saber: un ego descomunal, y la insana tendencia a dar diversas opiniones encumbrado en la más alta cima de su susodicho ego.
No está mal, son las reglas del juego, pues, señores, escribir un blog sólo se le puede ocurrir a quien quiera decir algo sin restricciones; a poner en el ciber espacio, y para todo el que lo quiera leer, lo que le venga en gana. Y en general eso va unido indefectiblemente a una cierta consideración por sí mismo, llámese ego. Pero ¿quién dijo que eso era malo o criticable? La diferencia entre los que escriben un blog y los que no, es que los primeros se atreven, y los segundos quisieran atreverse. Y está la libertad, la enorme libertad para leerlos. Hay muchos que son publicitados hasta cuestionables límites y otros, humildes que son escritos para ser descubiertos, para ser de a poco desenrollados...
Yo no sé si el mío es de estos últimos, sólo sé que en general no se lo doy a nadie, y que cuando lo hago, suelo sufrir un poco, porque si lo doy, me gusta que me lo lean, nada me complica más que darlo a quien no lo va a leer.
Mi blog es de muchas letras, lo sé, y eso no se estila demasiado en blogger.
Quizá la gente escribe poco porque no le gusta escribir, y quiere figurar más bien, y por eso lo plagan de fotos, y pocas líneas. Quizá los bloggers consideran que la gente no gusta de leer y se censuran de antemano.
Lo que es a mí, me gusta escribir, media novedad. Me encanta hacerlo, y no sólo escribo en mi blog, como otros bloggers. El señor Correa de www.papelcero.blogspot.com me dijo que si no escribe se le ponen tembleques los dedos. Yo escribo porque no sirvo para nada más, me parece, sólo que hace un tiempo no más que lo asumo. Lo hago porque si no me muero, y lo hago porque además me gusta. Termino mi novela, y cada vez que puedo, escribo otras cosas, cuentos, y otras cosas que según yo, le vendrían de perillas a una revista o diario, claro que tendría que ser un diario o revista especial, como qué sé yo, el Noreste, o con ciertas restricciones, The Clinic.
En fin, escribo y leo, y hago que otros lean. Creo que ése es el trabajo más noble que pudiese obtener, y por ahí con el de Peñalolén, mi amigo Etxe (ex Nadie) a veces me voy en volada de hacer que otros lean mediante proyecto de fomento a la lectura, en distintos colegios, o donde sea. Ambos, Etxe y yo, amamos leer, aunque amamos lectura muy distintas, desde que lo conozco le he pasado diferentes autores, distintas escuelas y miradas, y eso es bueno, me gusta leer de todo un poco, no quedarme en lo que me gusta y me es fácil, mezclar, por ejemplo, algo de Hahn, el grande Oscar Hahn que quiero para mi cumpleaños, otro poco de Auster, y bueno, Quiroga que fue el gran aporte de mi parte al de Peñalolén (que aún no sé qué significa en mapudungún). Recuerdo que cuando se lo pasé, a los pocos días le dije “aún estoy salpicada de sangre” obviamente en referencia a ese cuento espeluznante, La gallina, y él aún no leía aquello, y de pronto, días después, y sin venir (literalmente) a cuento, me tiró la sangre de vuelta en mi cara, entre enojado, asqueado y conmovido por la mala suerte de los Messi...
Considero que Quiroga es el más grande maestro en cuanto al cuento latinoamericano. Sí, Borges, sí, sí, sí, Cortázar también (joder, cómo nos ganan los argentinos, no sólo en fútbol). Pero Quiroga lleva consigo la cinta de la inauguración, él cortó la cinta y huyó con las tijeras, se metió en medio de la selva y sus bichos, pasó el Misiones y ya no pudo ser alcanzado. El resto se quedó pegado a la urbe, se volvieron tristemente citadinos, lamentablemente grises, laberínticos y eruditos, se enredaron en ciudades más lejanas aún y cada vez más latinas, enredándose esencialmente con lo que somos antes de ser lo que no somos... y ahí tenemos, bueno, los cuentos de este lado del mundo. Pero no olvidar que Quiroga fue primero, eso no olvidarlo nunca, y por sobre todo, no olvidar ese Decálogo del buen cuentista, que aún espero de vuelta, que me lo mande el de Peñalolén a mi casa (debe de tener mi dirección, supongo).
Grande Quiroga, grande. Yo lo pongo al lado de Chéjov y hasta ahí no más me llega el ego, hasta ahí no más me llega el lenguaje, porque lo de ellos no es lenguaje más o lenguaje menos, es lenguaje cómo, y el cómo de estos dos, es simplemente genial.
Y además, otro mérito, que, hasta donde sé, ni Borges ni Cortázar. Quiroga, Horacio Quiroga se dedicó también a los niños, y eso lo ennoblece muchísimo. Escribir para niños no es fácil, se los digo yo, que lo he intentado, y la única forma de lograrlo con éxito es hacerlo de la mano, de la pequeña mano de un pequeño. Aún escucho a mi Amaranta gritando “¡ni nunca pasarán!” a los tigres que querían pasar por sobre las rayas del Yabebirí para ultimar al hombre que las había defendido, o a mi hijo conmovido por la ceguera de la gamita, la que gustaba de comer cigarros de la mano del hombre que vivía en la selva... los cuentos para niños y los de la selva están llenos de ternura y no poca adrenalina, en general retratan un mundo difícil, complicado, lleno de peligro y de muerte, muerte natural, salvaje, sin maquillaje. Y está visto que a los niños lo natural y salvaje les encanta.
¿Será acaso que al ser madre de un pequeño lector, de pronto me intereso mucho más en la literatura infantil? Ya escribí de Andersen y su dulcísimo Patito Feo, y de los Grimm y sus delirantes Cuentos de niños y del hogar, que vuelvo a recomendar, en especial los Grimm para reírse a mandíbula batiente (el del cuerno, el sombrero de tres puntas y la trompeta, es simplemente genial).
Yo creo que es más simple, mucho más simple, lo mío. Simplemente Quiroga es genial, y lo es porque, aparte de escribir esos cuentos desgarrados, que a uno lo dejan resentido por meses e incluso años luego de leerlos, donde retrata su profundidad adulta, también tuvo el genio, el duende de escribir para los pequeños, los que de seguro, cuando grandes habrían de leer la tragedia de los Messi, y quedarían, como yo, y para el fin de sus días, salpicados de esa sangre inocente.

Y colorín colorado, esto no se ha acabado, pero por hoy, por hoy les dejo.

Agur.

viernes, junio 23, 2006

vida, literatura, viceversa, II (el anterior era el I)

Ay, recuerdo cuando empecé a escribir mi blog, y era una sensación dulce. Sumergirse en el abismo, dentro del escondondrapio, del profundoscopio. Cuando escribir el blog era eso: escribir el blog, sin mayor connotación. No se lo quería dar a casi nadie, era libre entonces, pero de a poco lo empecé a dar a mucha gente, y hasta ahí no más llegué.
Incluso, una vez se lo di a un imbécil que no supo ni pudo calcular lo que le entregaba al entregarle el blog, aunque por supuesto le advertí de ello varias veces. Menos mal, no lo ha vuelto a leer, o si lo ha hecho, pues ni huella ha dejado. Capaz que me mande un mail infectado de pus con su veneno hediondo a rabias incrustadas quizá por qué mala vuelta de su vida, y se desahogue conmigo por tener la pluma que tengo.

Cuando se lo di al Anto, supuse que en algún minuto me presionaría, y se lo advertí, pero no hay caso, me presiona. Él dice, o dirá, seguro que no, que no es tal, que sólo me lo comenta, que seguro he estado liadísima, y vaya, no, no lo he estado, al menos como seguro él se figura que es estar liadísima. Como le pongo en el mail de vuelta, escribo el blog cuando me viene en gana hacerlo, y no me había dado la gana de escribirlo. El blog es un espacio de libertad, para mí, no de esclavitud, si empiezo a escribir una entrada diaria o una cada tantos días, pues el sentido del blog se pierde. A veces escribo más seguido, otras menos, pero lo que comanda el escribir una entrada son simplemente mis ganas de escribir, ni más ni menos.

A veces siento que tengo mucho que escribir, y otras nada. Nada de nada, en especial cuando no he escrito mucho de la novela, de mi noble Becca. Cuando me embalo con la novela, me surge escribir en el blog.

El primer tipo con quien conversé de esto, es Gabriel, de Conce. Gabriel y yo tenemos largas conversaciones acerca del dolor, pues él tiene cierta dolencia en que el dolor es clave. Quisiera poder ayudarlo, al Gabriel, de Talcahuano en realidad es él, no de Conce. Lo conozco, también por un chat, y sólo lo conozco virtualmente, aunque le he visto varias fotos. Con él fue que por primera vez hablé de abrir un blog, decía, y una vez le di mi blog, y creo que lo leyó, pero luego, no lo abrió más. dijo que lo buscaría a ver si lo hallaba por sí mismo y que en cuyo caso, me dejaría un comentario. Parece que no me ha hallado, aún. Le mandaré un mail con la dirección del blog, y la clásica consigna de no pasarlo a nadie.

A propósito de Nadie, sólo él, el ex Nadie, actual Exte (o Vicente, Vicente Tugurio, también le podéis decir) ha sido el único que ha roto su pacto con ello y le ha dado mi blog a otros. Como con él los encuentros son reales, en persona, aunque a lo lejos, en esos encuentros hemos discutido aquello, y el tema ya es viejo, parece. Es verdad, nos vemos a lo lejos, pero cuando nos vemos, se genera una sensación cómoda, de antiguos amigos, de toda la vida conocernos.

Con la que otea, desde su apellido, un valle, también me pasa esa sensación de antigüedad del lazo. Como que la conozco desde hace milenios. Me siento de inmediato cómoda con ella, así, de un plumazo, el silencio, por ejemplo, no nos hace mella, el silencio o el jazz a todo volumen. La que otea me introdujo en el jazz, me presentó cada movida de ello, y por eso siempre la tengo asociada al Etienne y al Ronald de Rayuela, casi como una Babs o una Maga. Para mí, la que otea, es sinónimo de pura música buena. Siempre saca algo maravilloso de su bolso, o de su maletita y pone una música celestial. No necesariamente jazz, pero siempre música buena. Ahora trajo desde Francia algo muy bueno, pero siempre tiene música que vale la pena escuchar. Yo, humilde, le presenté dos cosas: Gotan Project y la radio Zero (97.7 en Santiago-es-Chile, tiene página web, creo, pero no me pidan tanto). En general la Zero pone música de la que otea, desde su apellido, el valle. De hecho, el CD que trajo de Francia, de un tipo que no recuerdo el nombre, lo nombran y tocan en la Zero (recuerdo haber escuchado Bonnie & Clyde -rogando porque esté bien escrito). Ella es una tipa con una vida tan interesante, tan viajada, tan top, sólo que por supuesto, de eso no se entera nunca, sólo sus amigas lo vemos y percibimos. Los presenté a ambos, al Etxe y a ella, en su departamento, el de Ñuñoa, este finde. Traté de socializar al ermitaño de mi amigo de Peñalolén, pero no hubo mucho caso, bueno, el Etxe es como es, y como es, se le quiere.

Así no más están las cosas, como dice la canción de Damien Rice “and, so it is, just you said it would be”.

En resumen, escribo el blog por la gana de escribirlo, no por escribir en bonito o por lo que sea, Etxe me molesta con lo del nivel, pero en verdad, me da lo mismo. Podría escribir entradas desabridas como esta, en espera de otro Septiembre del de Peñalolén. Y a la otra, simplemente publico Septiembre cara de palo, no más. no es malo, presionar al de Peñalolén (¿qué significa peñalolén en mapudungún? Peña de peñi, ay me lo sabía, plis, quien lo sepa, déjeme un comentario, no puedo ir a la Biblioteca por ahora), de vuelta por tanta joda con el nivel y cada cosa que él me tira. Además, Septiembre es verdaderamente bueno, lo leyó el Anto y mi “jefe” de los cómics, y a ambos les gustó.

Etxe no se convence de ello, sabe que tengo razón, pero no se convence, y por ahí me pillé a la palabra, preñada de su semilla caliente, batzca, de ojos desbocados, no sabe, el pobre, lo que le espera, despertar con los berridos del crío que engendró con la palabra, a horas insospechadas, obscenas, a escribir urgido, más palabras que calmen a ese bebé que ha de crecer y de hacerse poderoso, y luego, seguro, le vendrán nuevas crías-palabras y de todo ello ha de hacerse cargo, así, quiera o no quiera, el de la casa nueva, pobrecillo, el que reclamaba por el talento y ahora que sabe que lo tiene, pues, jodió, no más... bueno, por humilde, le pasa, y no hay más que decir, porque si en algo me lleva ventaja, y siempre lo hará, es en lo humilde.

En fin, apareció mi amigo granadino, se dejó caer con un mail, y bueno, eso. Por supuesto, reclamando por la falta de actualización del blog, pero de eso ya hablé. Al menos me he enterado que está vivo. Sus hijos en la playa, uf, debe hacer un calor espantoso, me imagino, en Granada la bella... siempre me la he imaginado polvorienta, con un trasfondo moro insoportable, me refiero a un olor a al andaluz ¿conté ya que he tenido un sueño con Granada, hace muchos, muchos años, y que luego la reconocí en una foto, una foto cualquiera, que alguien le mandó a mi hermana? La vi y le dije “eso es Granada” mi hermana, dijo, no, na que ver, si me la mandan las mellizas de Suecia, y da vuelta la foto y decía, tal cual “esto es España, Granada, de nuestro viaje que hicimos en el verano”. Guaaaa, mi hermana y yo quedamos heladas, porque yo, jamás antes había visto concientemente nada de Granada, la bella, pero la vi, la foto, y reconocí en el alma un lugar donde, si existe eso de las vidas anteriores, seguro, yo conocí. La foto no era ni siquiera la típica foto turística, ningún castillo moro ni nada de eso, era simplemente un pedazo de paisaje que, en cuanto vi, supe, sin calcular, que era Granada, y punto. Esto lo he tratado de hablar con el granadino, pero éste no me pesca mucho. Más encima, cuando leo textos en inglés acerca de cómo es la pronunciación chilena y dicen, siempre, que nuestro acento es básicamente andaluz (andalúh, poh, obvio, voh cachai), me recondeno de curiosidad. Bueno, seguro que alguna vez he de llegar a Granada, al menos, ya tengo dónde llegar allá, o al menos, un guía. A morirme de risa de cómo hablamos, si es que acaso es verdá que hablamoh como elloh.

Y olé, bonito.



martes, junio 20, 2006

A ver.

De partida, le he dado mi blog a la que otea desde un cerro prominente el valle, desde su apellido, ella mira el valle. Así que, bienvenida, amiga. Es raro darle mi blog a mis amigos antiguos que nada tienen que ver con la literatura, aunque cada vez me convenzo más y más que eso es falso, porque todo en mí a veces es literatura, en especial mi vida.

De pronto ciertos pasajes de mi vida me parecen un pedazo de novela o de película (el hecho de haberlos vivido de manera tan visual, me los pone al mismo tiempo en el plano audiovisual y en el literario), por sobre todo, mi relación con ciertos hombres. Por ejemplo, la vez que estuve con mi ex amante en su departamento, elevándonos a las cumbres más exquisitas del daño entre dos que se pueden imaginar, yo con tanto en el alma y él con todas las palabras atascadas, aunque claro, luego se le soltaron, al menos, de digitarlas y mandarlas a mi celular, en verdad no eran muchas, más bien era una palabra: la palabra más difícil de pronunciar para algunos y para otros la más dicha “perdón”. No una, sino tres veces, la escribió: “perdón, perdón y perdón”. Eso algo me equilibró. Es raro, esa historia, pese a todo, fue algo que yo llevaría a la literatura o al cine (o ambas).

Otras partes de mi vida que rondan mi cabeza, ya casi al nivel de mito, son ciertos encuentros con mi amigo, el de peñalolén, Casanueva en euskera, antiguamente llamado Nadie, ahora Casanueva, o Etxe, como queráis. Etxe y yo tenemos ciertos pasajes sublimes de interacción, de diálogo, de suspicacia con el lenguaje. En cierne, entre nos, una conversación eterna, enorme. Bizarra[1], gritando por Santiago-es-Chile, en pleno verano apestoso, que todos somos frágiles, que todos nos morimos, en la cara de un viejito que tuvo la mala cueva de cruzársenos, o los análisis del Etxe, los terribles y desnudadores análisis del Etxe de lo que yo hago inocente y él cree lleno de intención.

Etxe, ni idea porqué, siempre me dice que yo manejo las cosas con conocimiento y no es cierto. La espontaneidad de mis movimientos le provocan suspicacia, pero bueno, Etxe seguro que a veces ha de tener razón, pero muy pocas veces. En general escribo y vivo alejada de la intención de lograr cosas, aparte quizá de la noble intención de escribir para vivir (que no es lo mismo, si se fijan, que escribir para no morir, disquisiciones semánticas aparte), y de la tierna y espantosamente abierta necesidad de ser querida. Pero en eso no soy como otros, simplemente quiero ser feliz, y punto. Porque si escribo para vivir (y vivo para escribir) yo soy feliz. Y si me quieren, si logro que me quieran, también. Muchos me quieren, menos mal, hay muchos que me quieren, lo he notado. Amigos, amigas, incluso, por ahí alguno que otro hombre, algo como que me quieren, pero los que más me quieren son mis amigos. Los hombres y sus amores, me resultan esquivos en esta época, quizá porque soy demasiado bizarra como diría el prosaico[2] de peñalolén y eso asusta, siempre. asusta mi incapacidad para calcular la entrega, incluso para camuflar mis intenciones, la total convicción que el rechazo no es lo terrible sino que lo terrible es no saber jugar las cartas del amor, y la única forma de jugarlas es con el otro enterado de mi mano, y yo, ojalá, enterada de la mano del otro.

Al fin y al cabo, no es tan complicado el juego del amor, si hablas de más puedes dañar, pero por lo general el daño viene del callarse, del aguantar la mano aunque las cartas eran buenas, del reconcentrarse en uno y no en el juego, que el amor es juego y punto, y se juega, si se quiere, y de ahí en adelante, todo puede pasar, como en los juegos verdaderos.

En fin, lamento usar el blog para hablar de mí, pero entre otras cosas, lo abrí para eso. Cualquier reclamo, pues, déjenme un comentario. La novela va lenta, pero ya está armada, y se le están escribiendo los capítulos nexus que yo llamo, aunque no tiene nada que ver con el súper cachero del Miller (grande Miller) y sus nexus, plexus, sexus.
Es nexus porque es nexo, es lo que conecta lo que estaba suelto de alguna forma, y ha resultado bastante delicioso el ejercicio de escribirlos, porque es sentarse frente al PC y digitar y casi sucede que se escriben solos, en un ataque de palabras, empiezo y no paro sino hasta que llevo por lo menos siete páginas, en un suspiro. Claro, otra cosa es luego revisarlo, leerlo, agregar aún más, pero el vómito, la eyaculada, me sale así, de manera fluida, incesante, impulsiva y sin mucho análisis, como me encanta escribir.

Intentaré leer a la Jelineck, pero creo que antes, me tiro con Potter, el último. La Jelineck me resultó imposible de leer en un comienzo, yo creo que por méritos propios (no entiendo el afán de escribir en difícil por el hecho de que nadie entienda un carajo) pero también por lo interferida que estuvo mi mente unas varias semanas. Bueno, la Jelineck ha vuelto a mí, y la he de leer para devolverla a quien en teoría me la regaló. Lo de Potter, me da lo mismo, Potter es una lectura por el gusto de leer, de distraerme, de regocijarme en su mágico mundo que es cada vez más inquietante, más oscuro y más heroico. Al menos, el Eo es potteriano, como yo, se dice Eo-muggle y yo insisto que en verdad es un squib lo que en verdad lo emputece, pero, pobrecito, para qué se enoja por algo tan poco. En una de esas, logro conseguirme el Potter seis, y quedo lista, con toda la saga leída, aunque dispareja (el primero y el cuarto son los más leídos, el quinto lo leí en un récord de tiempo, apurada quien sabe por qué mecanismo tonto...). por supuesto, acá a la Rowling no la criticaré, es mi afición personal, y me da el coco para darme cuenta que literatura seria no es, y probablemente no lo sea nunca, tiene sobre sí la etiqueta “best seller” y eso siempre le hace daño al libro, sobre todo si luego, vienen otros seis más. nada, la Rowling se ha hecho millonaria, no sé si en buena o en mala lid, pero gracias a una historia por sobre todo, entretenida, y no hay mucho más que decir.
La Jelineck, en cambio, se llevó nada menos que el Nobel, y por eso la he de leer, aunque no le logre entender el afán por desarticular el lenguaje, descoyuntarlo, dejarlo sin hueso. Supongo que ése ha de ser su mérito, pues. Sólo lo supongo, porque, en serio, hasta donde llevaba de leído, no caía aún en éxtasis ni en esa sensación que tan bien describe Bolaño en 2666 cuando los archiboldianos leyeron a Archiboldi y el mundo se detuvo, el color de las cosas cambió o algo como eso, grandilocuente el chileno, el grande, incomparable Bolaño, exagerado como italiano en celo, comentarista de fútbol argentino cuando la albiceleste juega lindo, o simplemente como latinoamericano entusiasta, no más. no, la verdad, no me pasó nada de eso, aún con la Jelineck, y probablemente no me suceda, no más, pero, al menos, algo de mérito le encontré, porque he decidido leerla con calma, con cierta necesidad estética, por último para conversar de ella con Etxe, y escribir de ella en el blog, en la próxima entrada.

Un aviso internacional: yo tuve una vez un amigo en Granada, su silencio y ausencia me complican, si alguien sabe de él, que me avise, por favor, porque le extraño en demasía.

Agur.

[1] Recomiendo buscar el significado de bizarro, una gran revelación de mi amigo Etxe, porque en general el uso que se le da (incluso en el título de un libro-guía de Santiago-es-Chile) es absolutamente incorrecto, pues es usado como galicismo, y no como palabra castellana, que existe. Búsquenlo, hagan caso del Etxe, ex Nadie.
[2] Ídem, buscar en diccionario decente. Prosaico se asume sólo en su concepción vulgar, no en la dulce concepción literaria.

miércoles, mayo 24, 2006

no estaba muerta, ni menos de parranda

no. no estaba muerta, ni menos de parranda. andaba de duelo, digamos, digamos que me peleé con el concepto de amigo y hacerlo me provocó una herida punzante. digamos que hice una raya en el suelo y dije: mis amigos, los que me saben escritora, de este lado de la raya; el resto, a la mierda.
digamos que estuve muchos días llorando, muchos días sin poder dormir ni casi comer de la mucha pena, de la mucha angustia.

digamos que no pude escribir casi nada de Becca en esos días, pero escribí como mala de la cabeza acerca de lo que me estaba pasando, a muchos amigos y a otros, compañeros de camino. le mandé cartas o mails a Eo, a Giorgio, al Reidenegras, a Antonio. me puse a escribir acerca del daño, acerca del dolor. de mi daño, de mi dolor.
al Nadie no le escribí un carajo porque el Nadie me vino a ver en esos días y aguantó que le mojara la ropa con mis lágrimas, que mi hijo lo molestara sin ningún respeto, aguantó mis lágrimas, el Nadie, que me saltaban sin casi yo querer.

además, al Nadie no le escribo ninguna de estas cosas, porque le tengo mala porque escribe mejor que yo. no, es mentira. no le tengo mala. pero sigue escribiendo mejor que yo, eso sí. (sólo que yo escribo más, ja, ja, ja. y con disciplina, ja, ja, ja).

con el Nadie, además hablamos de esta cosa rara de tener amigos virtuales, amigos a los que veo nunca pero que siento amigos, y el cómo lo vamos a hacer si de pronto, me muero. le hablé de mi testamento que pienso dejar guardado, que no va a consistir en nada más ni nada menos que una larga lista de direcciones de correo a los que habrá que avisarle que la escritora se murió.

de pronto me urgí de lo mismo para con ellos... ¿cómo saber, entonces si de pronto alguno se me muere, en la lejanía del contacto virtual?
quién sabe, a veces no encuentro nunca más en el msn a mis amigos de hace un tiempo, y me paso la película de que están muertos, o que cayeron en una selva tropical y olvidaron sus nombres.

bueno, el Nadie ha de ser el albacea de mi testamento, creo. a él le dejaré las expresas instrucciones de qué hacer con lo mío, me refiero a lo mío por lo que he escrito en estos años duros, a quién los derechos de autor, a quién las ganancias, etc.
Nadie consideró que mi charla era en extremo macabra, y no lo soportó más. a mí me interesó sobremanera saber qué es lo que él quiere que hagan con su cuerpo, en caso de morirse luego, antes de que esa voluntad la cumpla una mujer maravillosa que lo escoja como compañero del resto de su vida. trataré de cumplir ese deseo, pero lo dudo, seguro su familia no me va a pescar, aunque les explique que su nombre en euskera significa Casa Nueva, y que a esa nueva casa, el Nadie ha de llegar humilde, mínimo, calladito como suele ser el de peñalolén.

en fin, esta vez no estaba muerta, estaba de duelo no más. ya saben, si me muero, el Nadie les ha de avisar.

bueno, ahora he retomado furiosa la novela, y de pronto tuve un chispazo genial. de pronto me di cuenta que el orden no tiene que ser ordenado mucho, que quizá Cortázar no estaba tan pelado de cables después de todo con sus modelos para armar. escribo mi novela a ritmo feroz, luego de perder dos semanas casi en sólo llorar y curarme mis heridas. por lo demás, es curioso, el episodio infame con el concepto amigo me infundió aún más ganas de escribir ahora. como que tengo muchas ganas de taparle la boca a algunos.

sueño con la portada de mi libro. por lo general, es lo último que veo antes de dormirme, además. la portada de mi libro, amigos y compañeros de camino. esa imagen es la única que tengo, apretada a mi pecho, esa imagen es mi escudo, mi estrella, mi faro. cada vez, por otra parte, la veo más nítida. cada vez le veo más detalles. cada vez el título queda en la retina invitando a comprarla y leerla.

cada vez es más nítida. cada vez, está más cerca. falta poco, paciencia.

y gracias, muchas gracias a los que están de éste lado de la raya.


lunes, mayo 15, 2006

el pequeño Nadie se pegó el estirón

el pequeño Nadie, escribí en mi blog hace un tiempo atrás. a veces me enojo con él, cada vez menos, pero a veces me enojo con él, por asuntos de amistad, de ciertas malas costumbres mías y de otras malas costumbres de él, pero han de saber que lo adoro, que mi vida sin el Nadie sería una vida triste, con la eterna falta de alguien como el de peñalolén en cada frase que hilvano y devano.

Nadie llegó a mí por el chilean chat, junto con el ilustre Eo de las condes ahora (aunque para callado venía de la florida). ambos se parecen en algo muy clave: ambos escriben.
Nadie sin embargo, es el más humilde de nosotros tres, de Eo, Lupe y Nadie, el Nadie la lleva en cuanto a humildad, a una actitud callada, de cerrado respeto hacia la palabra (tan cerrado que a veces el muy simpático no escribe, simplemente no escribe ni una puta palabra), de temblor ante el talento, de no, si yo escribo pero en realidad no sé hacerlo...

en cambio, Eo se dice escritor fracasado porque aún no vive de eso (los estándares del Eo son un poquillo europeos, hay que advertirle al público eventual de este humirrrde blog). Eo escribe muy bien, yo le he leído y lo digo con conocimiento. otra cosa es que lo que él hace sea del gusto de los que mueven los concursos o el mundo editorial, ya que Eo escribe porque de otra forma se muere por dentro, me parece (aunque no me lo haya dicho nunca eso, yo lo presiento, como presiento que su madre es más que madre, es un ángel, un ángel protector), y va a seguir escribiendo sus cuentos maravillosos, con mecanismo de reloj, se los paguen o no se los paguen. si yo pudiera, le pagaría por cuento, sólo para que siguiera escribiéndolos con un poco más de regularidad entre tanto trámite que la vida le impone al pobrecillo (la vida frívola, el gimnasio, y por sobre todo la desagradable costumbre de trabajar con horario establecido).

ah, pero el humilde, el pequeño Nadie, a quien catalogué de pequeño frente al grande, grandísimo Manuel Rojas (don Manuel Rojas) está creciendo... se pegó un estirón de adolescente con 25 días de fiebre y de sopetón ya nadie lo reconoce en su barrio. el tipo de pronto le perdió el respeto a la palabra y se la folló sin condón ni antecedentes de vida sexual. agarró a la palabra, se la quedó mirando, la encontró buena y a continuación se la culió como Dios manda.

dice que es porque me hizo caso en mis consejos catetes acerca de muchas y variadas cosas. dice que es porque yo le he ayudado mucho en esto de escribir, de ser escribidora o escribidor.

pamplinas, nada que ver, el mérito es de Nadie y de ninguno más. si se decidió a culiarse a la palabra, fue de caliente, no más. si no tomó precauciones y se contagió de alguna enfermedad secreta en este trámite, mala cueva no más. si para peor, no se contagió de nada pero, ay Dios, la ha dejado embarazada, ése crío no es mío. es del de peñalolén y de la palabra, y ahí verá qué mierda hace para mantener al crío, a ese engendro que ojalá no salga con esos ojos que son la mezcla exacta de sapo sartreano y Cortázar en parís. si el muy irresponsable ha dejado embarazada a la palabra, tendrá que hacerse cargo, me parece a mí. porque si eso ha pasado, estoy segura, no sólo le nacerán críos con ojos desbocados, sino que, por supuesto, han de nacerle multitud de palabras con su semilla caliente adentro.

PD. Nadie: era más fácil que me permitieras la publicación de Septiembre acá, ya ves. digamos que no publiqué nada, pudiendo hacerlo, pero esto es definitivamente peor. bienvenido al Club.