lunes, marzo 02, 2009

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odio profundamente los virus, malditos bichos. los odio porque me infectan cada vez mi pc o el de mi crío. me impiden escribir el blog, porque lo hacía desde mi casa, en calma, jamás en línea. pero es tanta la cosa por escribir este pobre blog casi muerto de hambre, que hoy por vez primera lo hago pagando no sé cuánto la hora, en línea, mientras debiera de estar pensando en cocinar el almuerzo para recibir a mi hijo en su primer día de clases de este año.
lo hago además en contra de toda previsión ortográfica o de tipeo, así, a sangre pato, aunque mis malditos amigotes dicen que soy la R.A.E. en persona y supongo que es cierto, pero el tipeo, la falta de sueño, la pantalla, invitan a equivocarse a ratos.
imagino lo que le ha de pasar a los pobres parroquianos de este bloguito en cuanto les mande un mail avisando "hey, chicos, increíble pero hay una nueva entrada". seguro la señorita actriz ha de decir, "chucha, menos mal, ya casi te daba por muerta", el Anto en Granada no sé, no imagino qué dirá (me odia y me ama en cuanto a mi escritura, me alaba y luego despotrica, pero es igual, me sigue y me es imprescindible). Exte no va a decir nada, media novedad, Etxe NUNCA dice nada cuando me lee, amparado en el derecho a ser lento para captar las cosas, para leer, para no sé qué más. bueno, Etxe. da lo mismo, hace mucho que no espero de ti nada, tampoco, lo que no quita que me exaspere de ciertas cosas que no me las das a mí, luego de años de amistad, y sí se las das a otros, recién aparecidos en tu vida. cosas como la consideración por los malditos sentimientos del otro, cosa curiosa.
ya, dejémoslo ahí.
acabo de terminar El Caso Neruda de Ampuero y aparte de haberme quedado con una sensación de gusto a poco (cosa que me pasa cada vez más con Ampuero, pero ahora peor, porque le perdonaba todo en pos de mi amado Brulé) me sorprendió pillarle un renuncio, una falta, un condoro, una fisura, que es algo imperdonable en una novela negra.
esto me lleva a pensar en los grandes condoros, errores, fallas o fisuras de otros, otros grandes. la Nana Schnacke denuncia a Dostoiewski en Crimen y Castigo, con el olvido de un personaje (personaje que Raskolnikov además, también mata). ella usa esa imagen para hablar de lo olvidado, y no es una mala imagen: Dostó la deja literalemente "botada" a la personaje. la mata, la olvida, no importa un pepino más en la novela famosa.
yo encontré un "error de continuidad" en Niebla, de Unamuno. mi amigo, el Eo, me llevó a llamarlos así. son cortes en la lógica interna de un relato o novela. armas cargadas que no se piensan disparar, personajes que aparecen y se van por un lado, y retornan por un lugar imposible. el problema con estos errores, donde sea que me los pille, novela, cuento, cine, es que me sacan de la ficción en la que me hundo para distraerme.
quizá soy demasiado dura con Ampuero. quizá trabaja a plazo, presionado, y esa parte, ese condoro, no lo filtró hasta mucho después, cuando ya era irremontable.
yo soy demasiado jodida, parece. me gusta que esté todo en su sitio para poderme meter en la trama, sobre todo si es novela negra, insisto, más aún si indaga en la prehistoria de mi querido investigador de la corbata de guanaquitos verdes sobre fondo morado.

la Nana Schnacke, sus libros, el error de Dostó que ella consigna. todo se me junta. quizá porque abordo un tema que a ella le apasiona: los sueños. con la Maga. mi nueva amiga.

veo a mis vecinos nuevos y casi me presento y les digo que yo soy yo, que vivo al frente y que si me necesitan, ahí estoy, para lo que sea. me parto de pena de recordar que algo así fue cuando yo recién llegué al barrio, pero que esa vez fue mi vecina la que se presentó, yo apenas llegada al barrio, y que mi hijo se hizo amigo automáticamente de su hijo. ahora ambos miramos esa casa y a ambos nos da una pena espantosa.
con mi vecina no nos hicimos amigas inmediatamente, pero sí nos caímos bien de un principio. con la Pom fue caerse bien y hacerse amigas una sola cosa, y esa vez fui yo la que crucé el umbral, di los tres pasos de mi puerta a la suya y me presenté, diciendo que yo era su vecina, y que si necesitaba algo, justo cuando me aturdieron las palabras de Neruda con España en el Corazón y la sangre de los niños que corría simplemente, como sangre de niños. todo está condenadamente junto y mezclado: Ampuero, Neruda, los errores, Dostó, la Nana, los sueños y la Maga.
también a ella la amé desde el minuto mismo que nos conocimos, que no fue precisamente en persona, fue más bien por msn. ella me conocía más, yo me mostraba abierta y desparpajadamente en el taller "literario" que nos convocó. es decir, yo escribía, y yo leía lo mío. que yo sepa, ella escribe precioso, pero jamás le he visto una sola uña a una de sus palabras. sin embargo, fue por msn donde nos conocimos, o al menos, yo la conocí más. tratamos de juntarnos el año pasado, pero no se podía nunca, y de pronto supe que había pasado por la muerte así, de refilón, un cáncer la había asustado de manera vertiginosa y la había dejado en el mismo lugar de donde la sacó, pero el viajecito la remeció su poco. luego de eso, nos volvimos a ver, por primera vez luego de vernos en persona en el taller, y ya me es imprescndible, independiente que estemos planificando trabajar juntas, e independiente que eso funcione o no.

todo está mezclado. parece un recurso literario, pero yo creo que es más bien esta cosita junguiana de la sincronicidad, no más. y por lo mismo, lo dejo hasta acá, se me caba el tiempo, y quedó como quedó.

a sangre pato, y qué fué.