viernes, junio 23, 2006

vida, literatura, viceversa, II (el anterior era el I)

Ay, recuerdo cuando empecé a escribir mi blog, y era una sensación dulce. Sumergirse en el abismo, dentro del escondondrapio, del profundoscopio. Cuando escribir el blog era eso: escribir el blog, sin mayor connotación. No se lo quería dar a casi nadie, era libre entonces, pero de a poco lo empecé a dar a mucha gente, y hasta ahí no más llegué.
Incluso, una vez se lo di a un imbécil que no supo ni pudo calcular lo que le entregaba al entregarle el blog, aunque por supuesto le advertí de ello varias veces. Menos mal, no lo ha vuelto a leer, o si lo ha hecho, pues ni huella ha dejado. Capaz que me mande un mail infectado de pus con su veneno hediondo a rabias incrustadas quizá por qué mala vuelta de su vida, y se desahogue conmigo por tener la pluma que tengo.

Cuando se lo di al Anto, supuse que en algún minuto me presionaría, y se lo advertí, pero no hay caso, me presiona. Él dice, o dirá, seguro que no, que no es tal, que sólo me lo comenta, que seguro he estado liadísima, y vaya, no, no lo he estado, al menos como seguro él se figura que es estar liadísima. Como le pongo en el mail de vuelta, escribo el blog cuando me viene en gana hacerlo, y no me había dado la gana de escribirlo. El blog es un espacio de libertad, para mí, no de esclavitud, si empiezo a escribir una entrada diaria o una cada tantos días, pues el sentido del blog se pierde. A veces escribo más seguido, otras menos, pero lo que comanda el escribir una entrada son simplemente mis ganas de escribir, ni más ni menos.

A veces siento que tengo mucho que escribir, y otras nada. Nada de nada, en especial cuando no he escrito mucho de la novela, de mi noble Becca. Cuando me embalo con la novela, me surge escribir en el blog.

El primer tipo con quien conversé de esto, es Gabriel, de Conce. Gabriel y yo tenemos largas conversaciones acerca del dolor, pues él tiene cierta dolencia en que el dolor es clave. Quisiera poder ayudarlo, al Gabriel, de Talcahuano en realidad es él, no de Conce. Lo conozco, también por un chat, y sólo lo conozco virtualmente, aunque le he visto varias fotos. Con él fue que por primera vez hablé de abrir un blog, decía, y una vez le di mi blog, y creo que lo leyó, pero luego, no lo abrió más. dijo que lo buscaría a ver si lo hallaba por sí mismo y que en cuyo caso, me dejaría un comentario. Parece que no me ha hallado, aún. Le mandaré un mail con la dirección del blog, y la clásica consigna de no pasarlo a nadie.

A propósito de Nadie, sólo él, el ex Nadie, actual Exte (o Vicente, Vicente Tugurio, también le podéis decir) ha sido el único que ha roto su pacto con ello y le ha dado mi blog a otros. Como con él los encuentros son reales, en persona, aunque a lo lejos, en esos encuentros hemos discutido aquello, y el tema ya es viejo, parece. Es verdad, nos vemos a lo lejos, pero cuando nos vemos, se genera una sensación cómoda, de antiguos amigos, de toda la vida conocernos.

Con la que otea, desde su apellido, un valle, también me pasa esa sensación de antigüedad del lazo. Como que la conozco desde hace milenios. Me siento de inmediato cómoda con ella, así, de un plumazo, el silencio, por ejemplo, no nos hace mella, el silencio o el jazz a todo volumen. La que otea me introdujo en el jazz, me presentó cada movida de ello, y por eso siempre la tengo asociada al Etienne y al Ronald de Rayuela, casi como una Babs o una Maga. Para mí, la que otea, es sinónimo de pura música buena. Siempre saca algo maravilloso de su bolso, o de su maletita y pone una música celestial. No necesariamente jazz, pero siempre música buena. Ahora trajo desde Francia algo muy bueno, pero siempre tiene música que vale la pena escuchar. Yo, humilde, le presenté dos cosas: Gotan Project y la radio Zero (97.7 en Santiago-es-Chile, tiene página web, creo, pero no me pidan tanto). En general la Zero pone música de la que otea, desde su apellido, el valle. De hecho, el CD que trajo de Francia, de un tipo que no recuerdo el nombre, lo nombran y tocan en la Zero (recuerdo haber escuchado Bonnie & Clyde -rogando porque esté bien escrito). Ella es una tipa con una vida tan interesante, tan viajada, tan top, sólo que por supuesto, de eso no se entera nunca, sólo sus amigas lo vemos y percibimos. Los presenté a ambos, al Etxe y a ella, en su departamento, el de Ñuñoa, este finde. Traté de socializar al ermitaño de mi amigo de Peñalolén, pero no hubo mucho caso, bueno, el Etxe es como es, y como es, se le quiere.

Así no más están las cosas, como dice la canción de Damien Rice “and, so it is, just you said it would be”.

En resumen, escribo el blog por la gana de escribirlo, no por escribir en bonito o por lo que sea, Etxe me molesta con lo del nivel, pero en verdad, me da lo mismo. Podría escribir entradas desabridas como esta, en espera de otro Septiembre del de Peñalolén. Y a la otra, simplemente publico Septiembre cara de palo, no más. no es malo, presionar al de Peñalolén (¿qué significa peñalolén en mapudungún? Peña de peñi, ay me lo sabía, plis, quien lo sepa, déjeme un comentario, no puedo ir a la Biblioteca por ahora), de vuelta por tanta joda con el nivel y cada cosa que él me tira. Además, Septiembre es verdaderamente bueno, lo leyó el Anto y mi “jefe” de los cómics, y a ambos les gustó.

Etxe no se convence de ello, sabe que tengo razón, pero no se convence, y por ahí me pillé a la palabra, preñada de su semilla caliente, batzca, de ojos desbocados, no sabe, el pobre, lo que le espera, despertar con los berridos del crío que engendró con la palabra, a horas insospechadas, obscenas, a escribir urgido, más palabras que calmen a ese bebé que ha de crecer y de hacerse poderoso, y luego, seguro, le vendrán nuevas crías-palabras y de todo ello ha de hacerse cargo, así, quiera o no quiera, el de la casa nueva, pobrecillo, el que reclamaba por el talento y ahora que sabe que lo tiene, pues, jodió, no más... bueno, por humilde, le pasa, y no hay más que decir, porque si en algo me lleva ventaja, y siempre lo hará, es en lo humilde.

En fin, apareció mi amigo granadino, se dejó caer con un mail, y bueno, eso. Por supuesto, reclamando por la falta de actualización del blog, pero de eso ya hablé. Al menos me he enterado que está vivo. Sus hijos en la playa, uf, debe hacer un calor espantoso, me imagino, en Granada la bella... siempre me la he imaginado polvorienta, con un trasfondo moro insoportable, me refiero a un olor a al andaluz ¿conté ya que he tenido un sueño con Granada, hace muchos, muchos años, y que luego la reconocí en una foto, una foto cualquiera, que alguien le mandó a mi hermana? La vi y le dije “eso es Granada” mi hermana, dijo, no, na que ver, si me la mandan las mellizas de Suecia, y da vuelta la foto y decía, tal cual “esto es España, Granada, de nuestro viaje que hicimos en el verano”. Guaaaa, mi hermana y yo quedamos heladas, porque yo, jamás antes había visto concientemente nada de Granada, la bella, pero la vi, la foto, y reconocí en el alma un lugar donde, si existe eso de las vidas anteriores, seguro, yo conocí. La foto no era ni siquiera la típica foto turística, ningún castillo moro ni nada de eso, era simplemente un pedazo de paisaje que, en cuanto vi, supe, sin calcular, que era Granada, y punto. Esto lo he tratado de hablar con el granadino, pero éste no me pesca mucho. Más encima, cuando leo textos en inglés acerca de cómo es la pronunciación chilena y dicen, siempre, que nuestro acento es básicamente andaluz (andalúh, poh, obvio, voh cachai), me recondeno de curiosidad. Bueno, seguro que alguna vez he de llegar a Granada, al menos, ya tengo dónde llegar allá, o al menos, un guía. A morirme de risa de cómo hablamos, si es que acaso es verdá que hablamoh como elloh.

Y olé, bonito.



1 comentario:

To My People dijo...

Muchas gracias por tu comentario