lunes, julio 16, 2007

dieciséis de julio

No sabes cuánto se te extraña en la ciudad que despreciaste, en las calles de pronto tan frías, como si el frío fuese un castigo de tu ausencia, como si así se te extrañara menos, Vero, Veritas, las calles se sienten espantosas cerca de donde antes vivías, Ñuñoa ha perdido la mitad de la gracia, te la llevaste a la France, y te fuiste, sin el menor asomo de duda ni arrepentimiento, te fuiste tan entera, tan segura, así no más fue que te fuiste, y yo, la tonta, todavía de pronto armo viajes a verte, a tu casa, y antes de un segundo me acuerdo que te fuiste, que más encima te casaste (ahora eres una señora, joder), que ni sé parlotear francés, que apenas me desenredo en inglés, y me da risa enterarte que ahora y por tiempo indefinido tus cumpleaños han de ser feriados en honor a vos, aunque oficialmente se dice que es en honor de la virgen del Carmen, y que por eso, y de manera extraordinaria, hoy estoy en casa, a solas porque el crío se lo llevó el padre por unos días de vacaciones, y por eso, y repito, de manera extraordinaria, toco el teclado para tejerte unas palabras en espera que esto supla mi ausencia en tu cumpleaños que espero haya sido tremendamente lleno de amigos, de risas, de copete, mientras acá todo el día te he recordado supongo que junto a varios, claro que no se nos ocurrió juntarnos a echarte de menos, tan sólo lo hicimos por separado, y espero que la hora en Francia esté lo suficientemente corrida como para que esto te llegue como te llegaron hace un año las rosas del que ahora es tu marido, claro que estas son palabras, las palabras de la que las tiene todas en la punta de los dedos, es decir, yo, la que escribe, y que por eso esto está en tu correo y también en mi blog, a ver si alguien más se acuerda y dice “verdad que hoy está de cumpleaños la Verito” y te saluda, a la distancia, que no nos queda otra, y viva Chile, mierda, y saludos a Eric, y que sean muy felices.


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