miércoles, agosto 16, 2006

el hermano que toca guitarra (terminé de leer a la Jelineck)

mi hermano toca guitarra. Etxe toca guitarra y tiene una hermana. la polola (la chica , la novia) de su amigo Eu, tiene un hermano que toca guitarra. en plena fiesta, y estando todos algo colocados, nos miramos, y nos preguntamos ¿qué mujer no tiene un hermano que toque guitarra?

no sé. yo tengo uno. con él aprendí desde chica de todo tipo de música, sobre todo el rock. mi hermano es guitarrero y rockero, por partes iguales. lee partituras y toca guitarra clásica, se esfuerza por horas cuando ensaya, y al igual que yo con el escribir, toca por placer. como que llega a la casa y no se siente bien hasta que pulsa sus guitarras (tiene dos, una eléctrica y otra normalita).

yo desde hace mucho que le conozco sus gustos, muy variados por cierto. AC-DC, Frank Zappa, Iron Maiden, Los Jaivas, qué sé yo... Black Sabath, tantos, Pink Floyd, etcétera. ahora me acuerdo de esos no más. pero es mucho más, de eso estoy segura, creo haber escuchado una montonera de música con él.

gracias a él yo no soy una tipa totalmente ignorante en asuntos musicales. a veces hablamos de música, y trato de entender sus conceptos de plano, polifónico, descompasado, sincopado, entre otras cosas. yo me siento muy orgullosa de mi hermano, creo que toca la raja (es decir, para el resto del idioma, que toca como los dioses) ni idea si es en efecto, así. pero yo creo que toca muy bien y punto. es mi hermano, y yo lo admiro, nunca se lo he dicho, por supuesto, pero a todo el mundo le hablo bien de él. mis vecinos mormones (otro día hablo de mis vecinos mormones) que le han escuchado, dicen lo mismo, que toca muy bonito. así que ha de ser cierto. bueno, mis vecinos mormones no sé si sabrán mucho de música pero no tienen mala música.

a veces viene gente a tocar con mi hermano. yo nunca estoy cuando sucede eso, y supongo que el carrete ha de ser mayor, los rockeros suelen ser bastante buenos para beber. el Etxe me cuenta de sus carretes musicales hasta altas horas, siempre con mucho alcohol de por medio. mi hermano es cosa seria con el alcohol, además. y sus amigotes, uff ni hablar. así que me imagino que la cosa ha de ser bien regada, rock y alcohol.

sexo, drogas y rock and roll, algo como eso. pero no sé, yo no creo que tanto. yo tuve un tiempo asi de desate total, de jugar con la vida, de mucha locura, mi hermano también tuvo un tiempo de mucha locura pero la cosa se anduvo pasando de revolución, y bueno, como dice Prodan mejor no hablar de ciertas cosas. pronto voy a hablar de ese tema, de "mejor no hablar de ciertas cosas", hay tanto ahí.

con Etxe estoy enfrascada en el rollo de hablar de ciertas cosas, convencida de que si se hablan, se exorciza el demonio que nos aprieta por dentro. con Etxe estoy demasiado cercana y quizá por eso he llegado a soñar con sus demonios, los que le quiero exorcizar.
yo también tengo mis "mejor no hablar de ciertas cosas", pero son referidos al daño, a eso que ahora prefiero escribir en el otro blog. éste es mi bloguito el otro es "el otro blog". es cierto, acá escribo cosas mucho más íntimas, pero siempre teniendo demasiado en cuenta al lector. en el otro escribo mis tripas mismas, sin ningún respeto por nadie de nadie.


terminé de leer a la Jelineck (Deseo). ahora entiendo perfectamente el porqué hay personas a las que se les paga por leer y criticar ciertos libros. yo siento que debieran de pagarme por haber leído a la Jelineck. así, cara de palo. no me sorprende que a los hombres les guste la Jelineck.
ahora, también siento que debieran de pagarme por criticarla, je, je, je.
no sé. hay ciertas transiciones en la historia misma (o lo que se entendía de la historia entre tanta alegoría social mediocre injertada a contrapelo) que me parecen demasiado bruscas, como por ejemplo, de pronto, y mucho más allá de la mitad de la novela, resulta que la mujer tiene nombre, y que además es alcohólica y se pega vergonzosas escapadas de su casa. así, de la nada, te tiran ese dato, como tiran tanto dato demográfico o estadístico.
hay pasajes notables, sin embargo, sobre todo cuando aún el lector no se acostumbra a esa prosa esquizofrénica, delirante, de ritmo trepidante, espantosamente soberbio. como dije por ahí, la Jelineck toma al lenguaje y lo maniata, le quiebra una muñeca en ese trámite, le hunde las costillas y lo deja jadeando, reducido, listo para ser aún más vulnerado. la Jelineck se toma en serio, en todo caso, el desafío de todo escritor: sacarle al lenguaje un poco de piel, romperle al menos un hueso. hacer del lenguaje su trinchera particular. mezcla lo que cuenta (la historia, en sí) con las imágenes de lo que genera lo que cuenta con las sensaciones que generan las imágenes. lo hace de manera deliciosa, de no ser porque, lo siento, no estoy de acuerdo con su concepción de lo erótico ni de lo social.
lo erótico asociado en exclusiva al daño, a una toma del cuerpo de la mujer por el hombre, siempre de manera brutal, siempre asociando al hombre al abuso, nunca hablando del placer... no sé. creo que yo soy más simple. me gusta follar, y gozarlo. soy mil veces más animal en la cama, parece.
y lo social, hum, menos, una maqueta, vilipendiada pero siempre maqueta.

eso es cuanto puedo decir por hoy.

saludos a Antonio Luna, donde quiera que esté.

Adeu

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