sábado, agosto 05, 2006

santiago no cae en cien palabras

digo bien. no cae, no quise decir cabe.

además, no cabe. pero eso es otro cuento. participé del famoso concurso creo que por segunda vez. en esta ocasión con aún menos esperanza: está Fuguet de presidente del jurado, y no se sabe bien porqué eso desanima a cualquiera.

lo bueno de eso, fue que con Etxe (ex Nadie) nos dio por frenética escritura de todo lo que se nos venía en mente, pero en cien palabras. incluso animamos a otro amigo a escribir con su nombre cuentos que de pronto me susurraba una musa maligna que se excita ante el sonido de la caja regsitradora (cash... tin).

así no más es. pero santiago no cabe ni cagando en cien palabras, además no cae en cien palabras. santiago merece por lo menos unas quinientas hojas, lado y lado y aún así nos quedamos cortos, santiago es enorme y bella, y nadie lo nota, o poca gente lo nota, y como dije en el título de una de esas miniproducciones amo esta ciudad porque te sé en ella.

la cosa incluso aparejó un método particular, muy propio, de divivir las hojas, escribir a mano, pegar la bendita hoja en el monitor del ciber, escribir, pegar, mandar, criticar en conjunto. nada me dio más placer que Etxe me mandara lo suyo y yo lo arreglara. Etxe me es por completo incondicional. si yo le dijera "escribe caca, mierda, pichí, y semen", pues de seguro que eso escribe. hasta ahora me sigue mis instrucciones pero hay que decir que le ayudan un montón, sobre todo Quiroga.

es raro, él me vive alabando y yo cada vez más lejana de mí misma. yo cada vez me siento como César Vallejo, el gran poeta peruano, siento que nací un día que Dios estuvo enfermo...

estar sin escribir me hace mal, hacerlo a mano no es lo mismo pero incluso eso salva, gastarse lo que no tengo en venir al ciber, a descargar lo que no salva, mientras sé que Anto-Granada la pasa pésimo, las peores vacaciones de su vida, pobrecito mío, pobrecito amigo mío. un abrazo para él. que me imagine rodeada de frío mientras se asa y se desgasta, y por favor que me escriba, sin parar.

sí, como Vallejo, yo nací un día que Dios estuvo enfermo,

Grave.

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