domingo, julio 30, 2006

mis amigos instantáneos, mis amigos de a poco, mis amigos y las letras.

Algo que me caracteriza es lo central que en mi vida son los amigos. Mi hijo tiene claro que para mí, la amistad es fundamental. Que la amistad es el valor supremo. Un amigo siempre tiene abiertas las puertas de la casa, digamos. Un amigo siempre es prioridad.

No soy la mejor amiga que pisa la tierra. De hecho, soy muy mala amiga. Me junto con los que me junto por el puro placer de hacerlo, me junto de puro egoísta que soy. A veces, es cierto, doy de mi tiempo para otros, y dicen que soy muy generosa en ello.

Pero eso no pasa siempre. Con respecto a la literatura, por ejemplo, no hay caso. Si se junta amistad y letras yo no tengo salida, quedo atrapada indefectiblemente en esa relación, y aviso que es para siempre. Aunque han pasado años sin saber de mis compañeros de taller (años, muchos años, mi hijo nació en el taller, y ahora tiene 9 años), si los volviera a ver, seguro me quedo pegada horas y horas si me pillo de nuevo a Wallace o Fajardo, qué decir de Asfura o de Dalton. Y sin embargo al que más extraño es a Alan. Alan fue el primero que me habló de Syd, una buena parte de sus cuentos hablaban de Syd, así a secas, sin especificación alguna. Uno tenía que ser avispada y enterarse de manera instantánea que era de Barrett de quien se hablaba.
Extraño a Alan. Extraño su juventud eterna. Quisiera saber si creció, si se transformó, finalmente en un ser normal o si aún le sigue sacando chispas a la vida con sus palabras mordaces, químicas, radioactivas.
Dicen que ya no escribe, que se metió de lleno a la música. Cosa muy normal entre quienes aman escribir, hay un músico escondidito en el fondo de muchos poetas. Y es normal, la música y la poesía, la poesía de la música, siempre han estado juntas, y no es de extrañar. Lírica, le dicen a la poesía, cuando de diferenciarla de la narrativa se trata…

Mis amigos escritores. Mis amigos que se juntan conmigo por ser yo escritora. Esto queda pendiente. Hablar de mis amigos, hablar de amistad y literatura. Eso da para varias novelas, como Auster. Esto da para todo.

Cuando conozco a algunos de ellos, sé de inmediato que seremos amigos siempre. Con otros la relación se desarrolla entre nosotros de manera involuntaria. Nos vamos apegando sin calcular las pisadas, asumiendo que el campo está despejado de minas que nos pueden destrozar el alma, sabemos, instintivamente, que el otro está ahí, aunque no lo podamos ver claramente, lo presentimos y damos el paso, y nunca erramos.

Mi amigo Etxe es de estos últimos, sentimos que nos conocemos de toda la vida, que son años de amistad, cuando en verdad aún no llevamos un año. Con otros, ha sido de manera instantánea, empezamos una conversación que no para más. Con Etxe también es así, pero referido a la conversación, es decir a hablar de letras. Empezamos y no paramos. Pero el vínculo, es distinto, cada vez somos más intensos con Etxe.

Con Checho, con la que otea, con otros, ha sido de golpe y porrazo.

He de escribir acerca de Checho y de Claudia, ambos aún viven en la ciudad que me vio nacer, ellos son responsables de mi existencia. Ellos me hicieron sobrevivir, digamos. Ya he de poner algo de eso, o más bien, eso ha de ir en una novela nueva. La otra, la novela “vieja” está en remojo por razones técnicas.
Pero no desespero. Ya viene, de hecho, ya está escrita. Sacar ripio, poner terciopelo y miel es más difícil que escribirla entera. Corregir es otra cosa, aprendo de ello y trato de escribir corregido de inmediato, pero sé que es una idiotez plantearlo así.

Prostituyo mis letras para ver si gano un poco de dinero, digamos en castellano: concurso a algunos concursillos pocos. Es triste decirlo, pero de verdad me interesa el dinero, nada más. Sigo escribiendo por gusto, pero necesito dinero, es todo.

1 comentario:

XAVIER DUARTE ARTIGAS dijo...

A TI, AMIGA DEL CHECHO, AMIGA DE ALÁN, AMIGA DE MUCHOS MÁS, ME EMOCIONAS Y COMO NO CREO EN LOS CAMPOS MINADOS TE ESCRIBO. ESCRITOS COMO ÉSTE, TUYO ME HACEN BIEN.
ESPERO QUE ME VISITES POR LOS AIRES, LOS AIRES DE LA POESÍA.
CHAU, XAVIER