lunes, mayo 01, 2006

gritos en la cabeza

gritos en la cabeza, tratando de huir de la galería incendiada de dolor entra al laberinto del daño profundo, ése que sólo ella puede hacerse a sí misma, y con armas tan bajas como fáciles.
gritos en la cabeza, ella no puede huir de sí misma, y vaya que lo ha intentado - nadie entiende, nadie, quizá Julius, pero él está tan lejos- a través de cada página, de cada gesto, del silencio incluso.
ella empezó a escribir gracias a su madre. ella escribe gracias a su madre. bla, bla, bla. han pasado años y aún no es capaz de perdonar, las palabras que se le hacen sangre en la boca (la boca llena de palabras, como antes de sangre), viajar al norte a gritarle a los cerros de la ciudad más fea de Chile según encuesta breve y parcial, gritarle a los cerros todo lo que no pudo gritar, tanto dolor, tanto, la humillación máxima.
dicen que por ahí empezaron los gritos en la cabeza, dicen que todo empezó en el rincón del diablo, que de no ser por la Clau y por el Checho (¿no he hablado antes del Checho?, joder, me falta actualizar el blog) ella hubiese estado perdida, que entre esos dos amigos ella pudo aprender a respirar por fin lejos del terror, de a poco, y luego viajó al sur, lo más al sur que pudo, en un país que es largo, interponiendo unos buenos kilómetros entre el daño y ella, estudiando lo que jamás sería su vocación, porque ya en esos entonces los gritos en la cabeza decían incesantes escribe escribe escribe y ella, obediente, escribía, pero sin saber aún de talento, ni de oficio, ni de vocación, sin saber lo que hacía ni qué relación tendría con su carne y su alma, como cuando pequeña se masturbaba sin tener idea que eso era masturbarse.
y así, tanto tiempo alejada de eso, y sin embargo dentro de eso - sólo Julius lo entienda, quizá, pero Julius no lee este blog, parece- hasta que de a poco, sin saber muy bien cómo, se empezó a meter al chat, a todos los chat y cuando preguntaban qué que hacía ella ella respondía, ya sin dudas: escribo.
y repentinamente (sabemos que no fue repentino, lo sabemos, pero dejemos que el lenguaje nos emboline la perdiz un rato, sólo por jugar, sólo por hoy) empezó a decirlo no sólo en el chat si no a cara despejada, tras sus lentes, ella venía escritora, y no le dio vergüenza hacerlo y seguir haciéndolo, aunque quizá pudiese escribir mejor (sin echarle la culpa al pequeño hecho de no tener pc, ni calma para hacerlo), aunque a veces el cerebelo le juegue muy malas pasadas y siga diciendo cenicero por encendedor y precautiva en vez de precautoria (y así miles de ejemplos, miles, pero no importa, hoy nada importa un carajo).
es raro, ella se perdona todos esos errores hoy, le da lo mismo.
hoy todo, absolutamente todo, da lo mismo.

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