domingo, febrero 05, 2006

queda tan poco para el ocho de febrero

el ocho de febrero no sólo es el cumpleaños de mi amiga la Pom, sino que además marca una fecha cabalística importante. el año pasado fue el turno de entre chicos, mi cuento ero gay que leyó Juan Carlos en el Naitún, me lo criticó y me pidió publicara. Juan murió un mes y medio después, y para siempre entre chicos ha de quedarle dedicado. la Pom está de cumpleaños, ya lo dije, y el año pasado llegué con entre chicos de regalo. este año ya está listo su regalo, o casi (la felicidad de los felices) esta vez no es ero, ni gay, pero sigue siendo un cuento de regalo.
supongo que la Pom se siente honrada de que yo le regale un cuento cada año (ella sabe que no puedo regalarle nada más por ahora). eso, lo supongo.
pero estuve pensando que, ya que la Pom tiene la mala costumbre de cumplir años el día cabalístico en que estreno cuento, o que saco una tirada de cuentos, quizá llegue un día en que junte todos los cuentos-ocho-de-febrero y los publique con el ingenioso nombre de para Pom, con amor en su cumpleaños...
no sería mala idea, pienso, después de todo.
en fin, el ocho de febrero también empiezo a despedirme de mi época de vaga, de escritora contra el mundo, de "no tengo trabajo, no gano dinero, sólo escribo, ¿y qué?". luego de un año de permitírmelo, ha llegado el plazo y me da un poco de pena, pero en fin, yo sabía que mis años rituales sirven para mucho, no sólo para darme un tiempo en relativa paz, sino, por sobre todo para sentir que cumplo conmigo misma, así como cumplo mis metas de una página diaria, o cinco diarias (depende del tema, depende si es la novela Becca o un cuento...)
y estoy como despidiéndome, vagando por santiago, aceptando invitaciones de desconocidos a beber cerveza en un parque público, yendo a la Biblioteca Nacional a bucear en los diccionarios del sector Referencia, en fin, hacer un homenaje de estos últimos días, antes de empezar a buscar trabajo en serio y dejarme de pavadas.
eso, en ningún caso implica dejar de escribir, si no escribo me muero, literalmente, los gritos en la cabeza me resultan insoportables, la boca se me llena de palabras, (como a quien se le llena la boca de sangre). he de seguir fiel a lo único que me ha sido siempre fiel, sólo que tendré que hacerlo en los horarios que me sobren, que rescate de mi vida de madre y escritora (como la Becca, como la Becca).
así que feliz cumpleaños Pom, in memoriam, Juan Carlos, y adeu a mi año, mi año en que sólo escribí (pero qué manera de escribir).
salud!

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