domingo, marzo 26, 2006

Adriano y Raúl

conozco gente. últimamente conozco gente muy loca, muy marginal y extrañamente feliz. ah, y muy valiente a ratos. el primero fue Adriano que llegó a mi casa a almorzar unas lentejas del día anterior. él me pidió sólo comida, no importaba si estaba fría o no, y me pasó un tiesto plástico. yo lo miré y me acordé del padre Hurtado(perdonen, esto es muy personal, y últimamente el padre Hurtado sale mucho a colación en mi vida, a propósito del dolor de una niña muy querida), y vi a un Cristo pidiendo comida, por lo que le hice pasar, le presté baño para que se aseara, le calenté las lentejas, le servì ensalada, y más encima me senté con él a conversarle, porque me pidió no lo dejara solo, "por si se perdía algo, no le echaran la culpa a él", bueno, me senté con él.
terminamos de amigos. él me barrió el patio de afuera, me lo dejó impecable, aunque yo no le estaba cobrando pago, fue a comprar una cerveza, se la tomó mientras yo tomaba un té y le sacaba cerveza urgida de que se quedara pegado en mi casa si se emborrachaba. pero no se emborrachò mucho más de lo que ya estaba, me agradeciò mucho la buena onda, más que la comida, me dijo dònde lo podía pillar en el centro de Santiago-es-Chile ( lo que agradezco de corazón, a veces es muy bueno tener amigos que vivan en la calle), me contó detalles de su vida precaria, unos cuentos chinos de una señora que lo había empleado y que tenía "fiebre uterina" (ninfomanía), y metía de a cinco o seis hombres en su casa a que se la follaran, hasta que llegò el marido en plena partuza y los fue pillando uno a uno en pelotas escondidos en los baños, los armarios, debajo de la cama...
también me escuchó con reverencial silencio lo de mi novela, la encontró buena, y casi queda invitado al lanzamiento, cuando sea que èste sea...
el Adriano es por supuesto, alcohòlico, no tiene familia, sòlo tiene la calle, sus amigos y la libertad absoluta por horizonte. pide comida, y no dinero, al menos, porque va a entrar a trabajar en cuanto tenga el carné. no vota, no puede hacerlo por razones políticas según él. estuvo preso en Pisagua, y también en Argentina, ambas por razones políticas.
Raúl es un vendedor de libros, o al menos eso parece. en realidad es diseñador gràfico, y fotògrafo. eso dice él, y no tengo porquè no creerle. lo conocí porque me acerqué a su puesto de libros usados y vi la antología virtual del gran, grandísimo Oscar Hahn, y no me aguanté el comentario entusiasta ( yo soy muy entusiasta, demasiado a veces, parece, cuando de libros se trata). empezamos a hablar de libros, y no paramos, pelamos a Coehlo, hablamos de la ministra de cultura, pelamos el mundillo editorial, y de pronto, y no sè còmo, estàbamos de socios porque él quiere lanzar como minieditor unos productos al mercado, y yo le puedo vender algunos de mis escritos o escribirle ciertas cosas por encargo. lo siento, no puedo entrar en detalles, que se me funa la oportunidad...
en fin. luego me llamó y despuès de ponernos de acuerdo, nos juntamos para ir a su casa. aquì empieza lo freak. yo sabía de la existencia de edificios enormes que se arrendaban por pedacitos a inquilinos oscuros y marginales en el centro de Santiago-es-Chile, pero esta vez me tocó entrar...
era una escalera propia de película de terror, y él vivía en una pieza pequeña, demasiado pequeña, diría yo, sin baño (el baño estaba en el pasillo, al lado). yo impresionada, impresionada de lo marginal, lo profundo, lo abisal de su marginalidad... ah, pero tenía hambre, y él me sirvió lo más rico que he comido de pastel de choclos, una cosa llamada no sé cómo, de Paraguay, con queso y leche, y pasas, y me sirviò vino y me trató como una reina, y tenía tele, equipo, y dvd, y era todo de lujo (la comida, la música, el vino, el tenedor), excepto el lugar horrendo y depresivo donde él vivía, rodeado de posters y fotografias de la cultura de izquierda chilena (Víctor, Violeta, Gladys, y un largo etcétera de comunistas, banderas rojas, el Che, bueno, se entiende, ¿no? )
me quedé pensando, inevitablemente, en ambos, al salir hacia el mundo "normal" en el que vivo, me acordé de Nadie y su constante incitación a que yo ponga personajes más reales, más de verdad, como éstos, y no sólo tipejos exitosos y triunfadores (socialmente y de estatus económico), su constante irritación porque todos son hijos de profesor universitario, y no les costó supuestamente nada ganarse el puesto en la vida que llevan (hum, no sé, a la Becca le costó mucha angustia decidirse por ser sólo escritora y nada más que escritora).
pero es válido pensar, no, porqué Raúl viviendo en ese sucucho a todas vistas miserable (para mi mirada burguesa-hamburguesa) es igual de feliz y libre, que por ejemplo, el Alek, la Becca, o Gastón. es verdad, que Raúl y Adriano de alguna forma eligen vivir fuera del sistema, pero hacen todo lo posible para ser muy felices en ese vivir en el margen. quizá porque sus vidas están acompañadas de la total y mareadora sensación de libertad absoluta, la fidelidad para con ellos mismos y sus valores (Raúl prefirió que El partido lo expulsara por mantener la opción del voto nulo frente a Bachelet y Piñera, y años atrás enfrentó la cárcel por sacar ciertos libros en la dictadura, por ejemplo). no hay transa, no hay la más mínima transa. no les molesta vivir así, porque saben que no podrían vivir de otro modo más cómodo pero más falso.

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