domingo, marzo 05, 2006

El Anto señalado


Ya he hablado acá bastante del Antonio, el Anto, mi amigo granadino. A él lo conozco hace un año poco menos. No lo conozco en persona, sólo de chat, de msn y de mails, innumerables mails. Según muchos de mis amigos, la amistad virtual es imposible. Yo no sé. No estoy de acuerdo. Creo que virtualmente sí se puede ser amiga de alguien, siempre y cuando el interés por el contacto esté vivo, tu preocupación por el otro esté presente, en fin, cosas parecidas a la amistad no virtual. Además, últimamente con muchos de mis amigos reales (no-virtuales) el contacto ha sido sólo por mails.
Así que lo único diferente con Antonio es que aún no le he dado un abrazo, no le he despeinado el cabello en un gesto cariñoso, no me ha secado las lágrimas, ni he escuchado su acento andaluz, ni él ha escuchado mi acento “shileno”. Se muere, el pobre, si me escucha, con tal profusión de tacos, lisuras o chuchadas (todo depende de dónde en el mapa del español estemos) que lanzo a cada rato. Hay personas, muchas personas que me conocen y se sorprenden de mi vocabulario procaz, no pueden creer que sea la misma persona que escribe tan “en bonito”, si hablo tan espantoso. No sé porqué me pasa eso. Ni idea, no tengo respuestas. También si quiero, puedo escribir como hablo, plagada de puteadas, chuchadas, y exabruptos que harían enrojecer, sin duda alguna, a mi confesor (yo me confieso, soy católica, hablo en serio, voy a misa todos los domingos, etc.). Pero supongo que no quiero escribir así. Mis personajes, en todo caso, cuando hablan, lo hacen así, como se habla en Chile, intercalando el huevón cada cierto rato (como en España sería el tío, ¿no?).
Con Antonio la relación ha sido muy difícil, muy a ratos incluso exasperante. Un asunto que por respeto a Anto acá no voy a desmenuzar en totalidad, pero que tiene que ver con una cierta tendencia que él tiene a no entender las cosas que le pido deje de hacer. Digamos que las sigue haciendo, a pesar de yo haberle ya dicho que me incomodan, complican o me disgustan. A veces es muy jodido, porque él siempre alega que lo hace de pura buena onda, de puro cariño, que no entiende mi súper enojo, y yo me desgasto explicándole que, por ejemplo, no me gusta que me digan lo que debo de hacer, o que me duele que me pregunte por el PC si ya le expliqué que mi PC jodió hace tiempo, y sin vuelta, o que por favor, por favor, no me siga presionando por más escritos, que me duele el alma, que no tengo PC, que si me prestan uno, el disquete se friega, etc. Un botón de muestra, nada más.
En fin, el Anto, pese a todo es un gran amigo, y mi fan número uno. Me ha leído bastante, no sólo la Becca, sino otros cuentos (por ejemplo, entre chicos), mis escritos, parte de mis cuadernos rojos, los clásicos Búho, tapa dura, que se me acabó el último el nueve de febrero (técnicamente no se me ha acabado, me da pena gastarme esas dos páginas y sentir que ya no tengo dónde escribir a mano, aunque el mundo esté lleno de otros cuadernos, yo quería que ese cuaderno fuese continuado en uno exactamente igual, es un guiño muy personal, lo siento).
El Anto es muy fan, la verdad. Algunas cosas mías le gustan más que otras, pero en general, le gusta mucho cómo yo escribo. Cuando nuestra relación da cuenta de mis escritos, por lo general nos llevamos muy bien, aunque aún siento que él me teme, y no se atreve a criticarme jamás. Parecido a Nadie, pero él, ahora, y muy de a poco, me ha hecho cierta crítica. Bueno, Anto critica que Becca está dispersa, pero yo le alego que aún no ha sido cosida, que le faltan pedazos al patchwork que estoy haciendo. Que, efectivamente, lo que él ha visto, es disperso, pero que según lo que yo pretendo, no será así al final después de todo. Igual a veces me angustio pensando si no seré capaz de superar ese escollo, si podré coser, hilvanar al menos, ese patchwork que lleva ese nombre que sólo él y Nadie saben con exactitud y que a mí me fascina, me atrapa, y me lo imagino, con letras de molde, en las vidrieras de las librerías. Ah, bueno, mi sobrina también lo conoce, y lo encuentra demasiado indecente. Mi sobrina tiene catorce años, por lo que, mejor aún si lo encuentra indecente. Este libro no puede tener un nombre decente, creo yo.
El Anto se ha llevado muchas páginas de mi cuaderno, en demasiadas ocasiones he escrito en mi cuaderno acerca de él, de mi amigo. Muchas veces para desahogarme de la rabia, de la exasperación en la que caigo luego de leer sus mails, o de estar con él en msn. Otras veces simplemente para contar lo que me pasa con él, lo que él opina de mis escritos, de cómo él me aporta a la historia. Anto me ha aportado mucho, muchísimo con sólo leerla, y hacerme preguntas, o decirme por dónde él cree que debe seguir la historia, aunque hasta ahora no he seguido ninguna indicación suya, así exactamente. Le pregunto, por ejemplo, qué hago con Alek, si lo mato o no (no me atrevo a matarlo, creo que me enamoré de Alek).
Parecido a lo que me ha ayudado Nadie. Cuando Nadie empezó a hablar de mis personajes como si estuvieran vivos, sentí que por fin Nadie estaba entendiendo. Que de eso se trata, no de papel, sólo. Están vivos, joder, si soñé con ellos hace poquito. El Antonio, sin embargo, desde un principio los asumió vivos, incluso me preguntó si Antonio y el Cachorro estaban vivos, si acaso yo los conocía en persona…
No sé, no puedo ser como Bayly y escribir sólo de cosas muy parecidas a mi vida, a lo que he vivido, pero escribo de lo que conozco. Escribo de gente inventada, pero muy real, en todo caso a casi todos les pongo en situaciones que conozco en persona, a casi todos les doy cosas de gente muy cercana, sino de mí misma. Pero, en sí, el personaje no existe como carne, no camina por Santiago de Chile, ni paga contribuciones para la Tesorería General de la República…
Sin embargo, no deja de halagarme ese afán inicial de Anto por desentrañar a mis personajes, no tanto porque me ofenda que piense que yo escriba sólo de mi vida, sino porque, justamente, al ser totalmente inventado, si él asume que mi personaje es real, es porque fui capaz de darle mucha vida.
El Anto, en todo caso, es muy real, existe en Granada, la bella, la soñada, la muy anhelada, es medio gitano, sabe leer las líneas de la mano, habla con un acento indiscutido andaluz, está casado, tiene dos hijos adolescentes que por un mes tienen la misma edad, y se llaman Pedro y Pablo, y seguro que deben ser preciosos, porque él es bastante guapo, encuentro yo, al menos así se ve en sus fotos. Y es dulce, tierno, amoroso, absolutamente abierto, abierto como pocos hombres, al mundo de la sensibilidad y del afecto sin pudores, quizá por ser andaluz, o quizá sólo porque él es el Antonio, mi muy querido, mi muy adorado Anto, bonito.
Olé.

1 comentario:

Paco dijo...

sin referencia a este post y de un desconocido.

-diria que odio el chat pero tan solo dire que me es indiferente...

-usb o pendrive es lo acertado hoy, va contigo siempre.

checa:
http://edans.blogspot.com/2006/03/llevas-un-disco-usb-en-el-bolsillo.html

-llegue a tu blog...no se como pero hoy todo mundo puede llegar a tu blog accesando este buscador:

http://blogsearch.google.com/blogsearch

como prueba puse la palabra "shileno" y me remite a tu ultima entrada.

-aún cuando en méxico tenemos fama de no ser un país de lectores me mostrare presuntuoso y comentare que leo dos libros por mes en promedio hoy leo a Susan Sontag, y Mario Puzo.